Los frenos de un automóvil o de una motocicleta son el sistema de seguridad activa más importante del que disponen los vehículos. Una de las peores situaciones a las que se puede enfrentar un conductor es la de pisar el pedal (o apretar la maneta) y que no se inicie la frenada porque el dispositivo está fallando.
Como en cualquier instrumento que monta partes móviles, el paso del tiempo hace que las piezas del sistema de frenado se desgasten. Si no se llevan a cabo revisiones periódicas para su comprobación, puede producir averías graves que acaben desembocando en el supuesto de más arriba: quedarse sin frenos mientras se conduce.
Los frenos chirrían por la fricción que se produce entre el disco y la pastilla. Y llega un momento en que por la suciedad o por las esquirlas de pequeños elementos que se encuentran en la carretera (que se introducen entre la pastilla y el disco) se produce el molesto ruido.
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Chirrido en los frenos
Terminar con la suciedad en el sistema de frenado no es un arreglo complicado. Tan solo hay que eliminar esos restos, sobre todo los aceites con algún producto limpiador que se puede encontrar en negocios especializados del automóvil, grandes superficies o tiendas de comercio electrónico. Sus precios no superan los 10 euros.
Otras causas achacables al chirrido cuando se frena son el desalineamiento o el mal ajuste. Para solucionarlo, habrá que pasar indudablemente por el taller, igual que si se produce el cristalizado de las pastillas de freno.
Maltrato sistemático
Que las pastillas de freno cristalicen se debe a los frenazos bruscos y al abuso de las frenadas fuertes y largas. Por ejemplo, un descenso pronunciado en un puerto con el pie sobre el pedal del freno constantemente puede originar este hecho.
Bajo estas circunstancias, el ferodo de la pastilla (el material que está en contacto con el disco) excede su temperatura ideal de trabajo y cristaliza la superficie de contacto con el disco. Esta circunstancia también afecta a la temperatura del propio disco. Al aumentar, reduce drásticamente la capacidad de frenado.
Cómo evitar el chirrido
Son tres los puntos sobre los que hay que poner el foco a la hora de realizar un buen mantenimiento del sistema de frenado para que no se reproduzcan los molestos chirridos.
- Humedad: cuando el sistema de frenos ha cogido humedad, la manera más sencilla de eliminarla es haciendo que suba momentáneamente la temperatura de trabajo, pisando repetidamente y hasta el fondo el pedal de freno. Al elevar la temperatura la humedad se disipa.
- Suciedad: un sistema de frenado sucio solo se puede recuperar limpiándolo. El mantenimiento y la limpieza exhaustiva tienen que ser periódicos para asegurar que nunca se pierde eficacia de frenado.
- Componentes: los elementos de recambio que componen el sistema de frenado tienen que ser de la mejor calidad. Al sustituir estas piezas (pastillas, discos, líquido…) no se debe escatimar dinero y usar artículos baratos. La mala calidad puede poner en peligro la conducción.
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