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Los frenos son uno de los elementos más importantes del vehículo a la hora de circular con seguridad. Su correcto cuidado y mantenimiento puede garantizarlo y así evitar accidentes.
Es importante saber cómo funciona el sistema de frenos, vital para detener el coche cuando sea necesario. Cuando se pisa el pedal de freno, una bomba inyecta el fluido a presión que actúa sobre las pinzas y estas a su vez presionan los discos (o tambores en su caso) para frenarlas mediante la fricción de las pastillas.
Todos estos elementos deben estar en perfectas condiciones para que cumplan bien su importante misión. Y el líquido hidráulico del circuito no es una excepción.
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El líquido de freno puede ser de diferentes categorías, normalmente indicada en el producto según la normativa estadounidense DOT (Department of Transport) y numerada de menos a más dependiendo de sus propiedades, principalmente la resistencia a calentarse con la presión.
Así, los más utilizados son DOT 3 y DOT 4, que son de composición sintética a base de poliglicoles. Además, existen otros líquidos que cumplen la homologación DOT 5 y DOT 5.1, también sintéticos y de superior calidad, producidos a base de siliconas. Son más resistentes al envejecimiento y permiten un uso más exigente de los frenos, como es el caso de la conducción deportiva.
Pérdida de eficacia
Al reponer el líquido o sustituirlo, es muy importante utilizar siempre la graduación DOT recomendada por el fabricante del vehículo y evitar mezclar productos distintos en el circuito, a riesgo de averiarlo o afectando su funcionamiento.
El líquido de frenos puede fallar, por ejemplo, por alguna fuga o que el nivel de su depósito sea insuficiente y se produzca la entrada de aire en el circuito. Pero también hay que considerar que el líquido se degrada con el tiempo y el uso, perdiendo su viscosidad y eficacia.
La principal causa de este deterioro es la humedad, a la que es muy sensible este tipo de fluido. Pero existe un procedimiento muy sencillo para saber si el agua o el desgaste han echado a perder el líquido y es necesario reponerlo.
Test o comprobador de líquido de freno
Se trata de unos comprobadores digitales, disponibles en el mercado con precios asequibles entre entre 10 y 20 euros.
Por lo general, tienen forma de bolígrafo y son una herramienta muy eficaz y recomendable para saber en pocos segundos si conviene cambiar o no el líquido de frenos.
Mejor acudir a un taller para la sustitución
Estos sencillos dispositivos funcionan a pilas y su manejo es muy sencillo. Después de encenderlo, bastará introducir sus electrodos en el depósito del líquido de frenos y, según se iluminen sus luces led, el aparato indicará su estado.
Un alargamiento de la distancia en las frenadas o un tacto anormal y esponjoso del pedal de freno, también serán síntomas de que algo no va bien en el sistema. Y disponer de un comprobador digital será la forma más rápida para saber si el líquido es el responsable de la deficiencia, advirtiendo de que necesita ser sustituido con urgencia.
Sin embargo, es una operación que se aconseja realizar siempre en un taller cualificado, donde repondrán el líquido. Además, revisarán todo el sistema de frenos, verificando otros puntos vitales como el buen funcionamiento de la bomba, los conductos y las juntas del circuito, así como la limpieza y el buen estado de las pinzas y sus pistones.
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