El radar isleño que ‘amarga’ la vida a los turistas que vienen a España

Algunos radares urbanos detectan excesos de velocidad por debajo de los 50 km/h. De no conocer los límites exactos, la multa está asegurada.

radar Migjorn
Los límites de velocidad en ciudad pueden variar por debajo de los 50 km/h. | Getty

Los radares no discriminan. Les da igual el género, la edad o la nacionalidad. En cuanto detectan un vehículo circulando por encima de los límites permitidos, están listos para hacer la correspondiente foto y justificar una multa por exceso de velocidad. 

Aunque la sabiduría popular dice que las multas de tráfico relacionadas con infracciones cometidas en el extranjero no llegan a casa, las nuevas tecnologías y la colaboración internacional en el ámbito europeo lo desmienten. Sobre todo, en el caso de circular con coches de alquiler

Y si no, que se lo digan a Fabrizio Garattoni, un italiano que veranea desde hace años en Menorca. En su último viaje a la isla, disfrutó de sus vacaciones con un coche de alquiler. Todo fue de maravilla, como se podía esperar, y finalmente volvió a su país natal. Un año después, recibió una sorpresa algo desagradable.

El radar de tráfico de Es Migjorn Gran lleva una temporada creando crispación entre los ciudadanos de la zona y, ahora, el malestar ha llegado también al turismo. Garattoni explica en una carta enviada al diario Menorca.info estar “muy decepcionado” con la gestión municipal.  

En la misiva, detalla que al no saber cuáles eran los límites de velocidad de la carretera en la que está ubicada este radar el fijo su velocímetro en 50 kilómetros por hora. Pese al intento por acertar, el radar está calibrado para saltar a los 40 kilómetros por hora. “¿Era un loco que conducía poniendo en peligro la vida de las personas o, sin conocer bien las carreteras, intentaba mantener el límite civil de velocidad?”, se pregunta este italiano en su carta.

Cuatro radares que crispan a los residentes

La crítica de Garattoni coincide con la opinión ciudadana de esta localidad menorquina. “El radar solo se pone para multar, tanto a los residentes como a los turistas”, sentencia. “La falta de sensibilidad mostrada hacia un turista que no ha recorrido los 100 kilómetros por hora es vergonzosa”.

Aunque este turista solo habla de un radar, el año pasado se instalaron un total de cuatro en Es Migjorn Gran para controlar los accesos al casco urbano del municipio. Tres de ellos están en las avenidas Binicodrell y de la Mar y en la carretera de Cala Tomàs, donde se circula a 40 km/h. El último, un radar móvil en la urbanización de Sant Tomàs, se desmontó a principios de verano para ser utilizado en el interior del pueblo.

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