Un pequeño chivato generalmente de color amarillo y con forma de motor indica que el sistema electrónico del coche ha detectado algún fallo que requiere ser revisado. El testigo permanece encendido al activar el contacto y se apaga al arrancar.
Y si no es así, o se enciende en marcha, hay que acudir rápidamente al taller para inspeccionar cuanto antes el origen del fallo y evitar males mayores. Y atención, porque si en la inspección técnica el testigo está encendido con el motor en marcha, el coche no podrá pasar la ITV hasta que la avería causante quede solventada.
Más información
Testigo MIL encendido
La responsable de velar por el correcto funcionamiento de los diferentes órganos del motor es la ECU (unidad de control del motor, por sus siglas en inglés). Más conocida como centralita, se trata de un pequeño dispositivo electrónico que regula funciones como el encendido o la alimentación. También registra sus parámetros de actividad. Y si detecta que no son normales, avisa al conductor mediante el mencionado testigo de avería.
Visita inmediata al taller
Las causas que provocan la alerta mecánica pueden ser muy diversas, pero siempre se aconseja una inmediata visita al taller. Todas afectan a componentes importantes del motor, que pueden resultar dañados en breve plazo o provocar averías mucho más importantes. Y también ponen en riesgo la propia seguridad del vehículo.
Motivos que encienden el testigo de avería
Estos son los motivos más comunes para que se active el testigo de avería del panel de instrumentos:
- El motor no funciona de forma correcta en general. Algo falla y el sistema electrónico detecta un consumo exagerado (carburante o aceite), un exceso de humos (avería en la combustión) o una temperatura de funcionamiento anormal (fallo en el sistema refrigerante).
- La alimentación es defectuosa. La bomba de combustible o los inyectores fallan, están sucios o en mal estado, provocando una disminución de la potencia o tirones al acelerar.
- La causa de la avería es del dispositivo de sobrealimentación (turbo o compresor volumétrico). El sistema, que sirve para mejorar las respuestas y aumentar la potencia, no funciona como debería por haberse dañado alguna de sus piezas. O porque que no se refrigera correctamente.
- Fallo en el sistema eléctrico. Los cables, conexiones y bujías pueden generar algún error registrado por la centralita y además afectar a otros componentes del motor y a su correcto funcionamiento.
- Calentadores defectuosos. En los motores diésel los cilindros necesitan alcanzar cierta temperatura para poder arrancar. Para ello disponen de estas bujías especiales que se deterioran con el uso.
- Caudalímetro estropeado. Se trata de un sensor que calibra la cantidad de aire que entra en los cilindros y mide su temperatura. Así la inyección electrónica suministra con precisión el combustible necesario en cada momento.
- El motor no gira bien. Algunos órganos móviles como el cigüeñal o los árboles de levas se desajustan afectando al equilibrado general y provocando ruidos, vibraciones y un incorrecto funcionamiento de la mecánica que, si no se solventa, puede llegar a arruinar el motor.
- Fallo en la sonda lambda. Es un sensor que mide los gases en el escape y dosifica la cantidad de carburante necesaria para la combustión.
- Válvula EGR. Sirve para reciclar los gases de escape reutilizándolos en la combustión para reducir las emisiones y si falla incrementará el consumo y mermará la potencia del motor.
- Catalizador dañado. El uso o un golpe pueden afectar al catalizador, encargado de evitar un exceso de emisiones nocivas a la atmósfera. Y si se avería, también afectará al rendimiento del motor y generará ruidos y vibraciones anómalos durante la marcha.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram