¿Por qué la velocidad máxima del coche depende de un número impreso en los neumáticos?

Las cifras y letras inscritas en la rueda representan el carné de identidad del neumático y ofrecen mucha información sobre él.

codigo neumaticos

Código alfanumérico de un neumático.

Los neumáticos son un componente básico de cualquier vehículo. Pese a ello, también grandes desconocidos para muchos de sus usuarios. Aunque despiertan poco interés general, resultan determinantes para la seguridad, el rendimiento, la estabilidad e incluso la eficiencia. Y el propio neumático puede ofrecer mucha información sobre sus características.

Uno de los más importantes es el índice de velocidad. Se trata de un valor alfanumérico que se asocia a la velocidad máxima que puede soportar ese producto en concreto. Los calcula el fabricante basándose en parámetros como el peso o la potencia de los vehículos a los que se destina.

Es una apreciación teórica, siempre considerando que el neumático se encuentra en buenas condiciones, ya que si aparece cualquier tipo de deterioro esta capacidad puede verse alterada.

¿Dónde se localiza el código de velocidad?

El código de velocidad forma parte de la inscripción completa que llevan todos los neumáticos en el flanco exterior. Puede aparecer justo después de las dimensiones de anchura y el perfil, aunque en otras ocasiones se encuentra al final de la descripción.

Se identifica claramente porque, en la mayor parte de los casos, se trata de letras entre la L y la Y, con el orden alfabético relacionado con el incremento de la velocidad máxima admitida. Pero también definen conceptos como la capacidad de tracción del neumático, su manejabilidad y resistencia al desgaste. Es decir, cuanto superior sea la letra en el alfabeto, de mayor calidad es el producto… y también más caro.

Tabla con los índices de velocidad.

El código de velocidad y la ITV

El índice de velocidad de los neumáticos es uno de los parámetros homologados en cualquier vehículo. Esto es así porque se debe garantizar que cumplan con las exigencias prestacionales o de rendimiento de cada modelo, ya que de otra forma se comprometería la seguridad.

Es importante saber que no se pueden utilizar neumáticos con un código de velocidad inferior al indicado por la marca de automóviles para ese modelo. Se pueden cambiar los de origen por otros de índice superior, pero nunca al contrario.

Ese símbolo de la nieve significa que es un neumático de invierno. Y M+S significa Mud y Snow (barro y nieve)

El primer motivo es que podría no resistir la velocidad que alcance un determinado vehículo, con el consiguiente riesgo de reventón; y en con consecuencia, en la ITV se comprobará y si se aprecia cualquier anomalía el vehículo no superará la inspección hasta que monte los neumáticos adecuados.

Al igual que es posible mezclar marcas de neumáticos entre ambos ejes de un coche, se podría hacer con los códigos de velocidad. No es lo más recomendable, pero estaría permitido siempre que, como se ha mencionado, el índice no esté por debajo del mínimo homologado por el fabricante.

Código de velocidad y tipos de vehículos

Relacionando el rendimiento del neumático y su velocidad tolerada, los diferentes códigos se asocian de forma general a determinados vehículos. Es poco habitual encontrarlos por debajo de la M, es decir, 130 km/h.

De hecho, los básicos M y N se suelen usar para cubiertas de uso eventual, como las ruedas de repuesto. La Q se corresponde a los SUV, mientras que en la mayoría de los turismos recurren a los de tipo S y T.

Por encima de esta identificación, las letras V y ZR están presentes en coches de altas prestaciones, llegando al extremo de ellas la W e Y, esta última correspondiente a neumáticos para deportivos capaces de superar los 300 km/h.

Cómo leer los ‘otros’ datos del neumático

Las cifras inscritas en la rueda representan el carné de identidad del neumático. El primer grupo de números define las dimensiones de la goma. Y el neumático debe ajustarse a lo que recomienda el fabricante del coche.

En primer lugar, y en gran tamaño, aparece una composición de letras y números ordenados de esta manera XXX/XX RXX (en el ejemplo, 225/55 R16).

La primera cifra indica la anchura del neumático en milímetros; la segunda es una relación porcentual entre la altura y la anchura, y la tercera es el diámetro de la llanta en pulgadas. La R corresponde a la estructura con la que se ha construido el neumático: radial.

A continuación, figura otro número y una letra. En este caso la cifra corresponde a un índice de carga, y se trata de un código que se encuentra en unas tablas universalizadas; la letra es el código de velocidad, la velocidad máxima que admite un neumático, también recogido en tablas. En el ejemplo, 95W.

Continuando en el flanco de la goma, aparecerá el nombre de la marca y el modelo del neumático. Además, si aparece una montaña con un copo de nieve, quiere decir que se trata de un neumático de invierno; las letras M+S señalan que es una rueda para barro y nieve.

Durante los meses más fríos, es aconsejable llevar neumáticos all season o de invierno.

Otro código puede señalar si el neumático se ha desarrollado especialmente para una marca o un modelo concreto, algo que estará representado por dos letras o números también codificadas (K1 o K2 para Ferrari, MO para Mercedes, AO para Audi…).

Otra leyenda es la de Tubeless, que hace referencia a que la goma no necesita una cámara de aire, como sí llevaban antiguamente.

¿Cómo saber la fecha del neumático?

Finalmente, otra serie de números, de menor tamaño, nos indicarán el lugar en el que se ha fabricado, el centro de producción, la dimensión del neumático y, como cierre, la semana y el año de fabricación.

El último es uno de los datos más importantes, señalado mediante cuatro números: los dos primeros corresponden a la semana y los dos siguientes al año; un 2318 corresponderá a la semana 23 del año 2018.

Y esto es muy significativo cuando se compran neumáticos de segunda mano, ya que pueden aparentar un buen estado, pero ser demasiado viejos para circular.

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Raúl Romojaro

Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.

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