La pasión por las motocicletas no tiene por qué detenerse con la llegada del embarazo, pero la seguridad se convierte en la prioridad número uno. En España, la Dirección General de Tráfico (DGT) no establece una prohibición explícita sobre la conducción de motocicletas durante la gestación. Sin embargo, las recomendaciones médicas son claras y priman por encima de cualquier normativa general.
Los expertos en ginecología y obstetricia suelen desaconsejar la conducción de motocicletas a medida que el embarazo avanza. Durante el primer trimestre, si el embarazo transcurre sin complicaciones y la mujer se siente bien, podría seguir conduciendo con precaución.
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No obstante, a partir del segundo trimestre, los cambios fisiológicos, como el aumento de peso y el desplazamiento del centro de gravedad, pueden afectar al equilibrio y la agilidad necesarios para manejar una moto de forma segura.

Sentido común
Llegado el tercer trimestre, la conducción de motocicletas se considera de alto riesgo. El tamaño del abdomen dificulta la movilidad y la capacidad de reacción, además de aumentar el peligro en caso de caída o frenazo brusco. Por ello, la recomendación general es evitar la moto durante los últimos meses de embarazo para proteger tanto la salud de la madre como la del bebé.
Resumiendo, si bien no existe una ley que marque un límite preciso, el sentido común y las indicaciones médicas son los mejores aliados para una futura mamá motorista. Ante la duda, lo más seguro es optar por alternativas de transporte que garanticen la seguridad en esta etapa tan especial.
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