Putin regala una moto a un bombero de Alaska: la historia detrás de este gesto viral 

En la reciente cumbre entre Trump y Putin celebrada en Alaska, una historia inesperada se convirtió en una de las anécdotas más comentadas: el presidente ruso regaló una moto a un inspector de bomberos jubilado. El gesto, tan simbólico como sorprendente, ha dado la vuelta al mundo.

Mark Warren es un inspector de bomberos que está jubilado, vive en Anchorage (Alaska) y se ha convertido en uno de los protagonistas de la citada cumbre. ¿El motivo? Putin le ha regalado una moto: concretamente una Ural Gear Up con sidecar, valorada en 22.000 dólares (18.890 euros, según el cambio actual).

“Es un regalo personal del presidente Putin para ti”, le explicó un alto cargo de la embajada de Rusia en Estados Unidos. Mark Warren admitió que es “mucho mejor” que su Ural, pero también ha confesado ser consciente de la polémica: es un regalo de alguien que tiene una orden de arresto internacional por crímenes de guerra.

Problemas para encontrar piezas

¿Por qué Putin le ha regalado una moto a un inspector de bomberos jubilado? Unos días antes, circulaba con su moto Ural, que compró a un vecino, cuando unos periodistas rusos le vieron: le pararon y le pidieron una entrevista.

Mark contó, entre otras cosas, lo difícil que resultaba conseguir piezas debido a las sanciones que pesan sobre Rusia por la Guerra de Ucrania. La historia llegó hasta Putin y el presidente quiso tener un gesto con él: cuando firmó los papeles para aceptar la propiedad de la motocicleta, vio que había sido fabricada cuatro días antes: el 12 de agosto.

No, no era una estafa

La historia “se volvió viral y no tengo ni idea de por qué. En realidad soy un tipo supernormal”, comentaba Mark. Días después de su entrevista, un periodista ruso le llamó y le dijo: “Han decidido regalarte una moto”.

Al principio, pensó que podría ser una estafa. Sin embargo, recibió otra llamada informándole que la moto estaba esperándole en la base conjunta Elmendorf-Richardson por donde habían pasado Putin y Trump. Le citaron, un día después, en un hotel de Anchorage. Allí le esperaban seis hombres y su nueva Ural Gear Up de color verde: “Me quedé boquiabierto”.