El Audi A1 es el vehículo de acceso a la gama alemana y uno de los modelos más exclusivos dentro del segmento B, al que representa. También es cierto que últimamente ha habido rumores sobre su desaparición, y que sea su hermano mayor, el Audi A3 el nuevo modelo de acceso, pero mientras tanto, el A1 es una inmejorable opción para quien busque un urbano de calidad.
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Y si se trata de esta versión de pruebas, el 40 TFSI, sus 207 CV, también satisfará a los más exigentes en cuanto a prestaciones y deportividad, más si cabe desde la desaparición del Audi S1 con la anterior generación.
Interior llamativo y de calidad
Al volante, se puede observar una tecnología propia de coches de mayor tamaño, como su ‘Virtual Cockpit’ o una pantalla de infoentretenimiento central táctil de 12,3 pulgadas ubicada en una consola central que está orientada 13 grados hacia el conductor. Esto le da protagonismo a quien conduce, pero puede ser que no sea tan del agrado del acompañante. En cualquier caso, y desde cualquier asiento, la pantalla se ve perfectamente y su software trabaja de forma muy rápida y eficaz. Eso sí, el botón para el volumen de la radio queda un poco apartado, junto a la palanca de cambios, y requiere de un periodo de tiempo para acordarse de dónde está.
Mención aparte requieren los elementos interiores. Mucho mejor su ajuste que su composición, ya que hay mucho plástico duro que enturbia algo esa sensación general de alta calidad. Por lo menos, en marcha, no hay crujidos ni ruidos extraños.
Los asientos no dejan que el paso de los kilómetros canse, gracias a un mullido tirando a duro. Y si se avecinan curvas, la sujeción resulta excelente. Claro que, detrás, ni en altura ni en anchura es un coche muy recomendable para adultos, pero por lo menos, bajo los asientos delanteros hay un buen hueco para los pies.
Su maletero, de 335 litros, se sitúa en la media de su segmento, aunque algunos con los que comparte plataforma, como el Seat Ibiza o el Volkswagen Polo cuentan con una zona de carga algo más grande. Tiene suelo a dos alturas y unas formas muy rectas y aprovechables.
Un motor muy resolutivo
Y es que, con más de 200 CV, 207 para ser exactos, ya se podrá. De momento, se puede parar el crono al pasar de 0 a 100 km/h en solo 6,5 segundos y alcanzar los 245 km/h de velocidad máxima.
Con sus diferentes modos de conducción, el denominado Sport es el elegido para sacar la quintaesencia de esta mecánica y eso, si el asfalto está mojado, genera rápidas pérdidas de tracción en el eje delantero si no se anda fino con el acelerador. Estas pérdidas de agarre van acompañadas de los correspondientes tirones de la transmisión, nada agradables.
Si se tiene cuidado con estas circunstancias y en marchas cortas, la respuesta del A1 40 TFSI sorprende muy gratamente. El dos litros con cuatro cilindros tiene mucha fuerza y mueve el pequeño A1 como si fuera un juguete y ya desde muy pocas revoluciones. Además, su cambio automático S Tronic de siete velocidades, es el complemento ideal por la rapidez con las que engrana las marchas y por la maniobra de punta-tacón que realiza al reducir.
Más deportivo que confortable
Eso sí, a esta versión no se le puede pedir un confort de marcha superlativo. Y es que está claro que está orientado a las prestaciones y la deportividad, con pocas concesiones a la comodidad.
Para empezar, la insonorización no es del todo lo buena que debería, pero en este tipo de coche, el bronco sonido de su mecánica se llega a agradecer. Lo que pasa es que también llegan ruidos de rodadura que, en carreteras con asfalto rugoso, pueden llegar a ser algo molestos.
Tampoco la suspensión trabaja en aras de la comodidad de los ocupantes. Las pequeñas imperfecciones del asfalto de la urbe, llegan al interior de forma muy directa. Por lo menos, en carretera mejora y, por lo menos, aunque haya baches en plena trazada de una curva, este A1 demuestra una entereza difícilmente perturbable.
A juego con este conjunto deportivo va la dirección. Demasiada directa en virajes pequeños, como callejeando por la ciudad. Esto no es malo, casi todo lo contrario, porque hará falta pocas vueltas para girar, sobre todo en esquinas o calles transversales. Por lo mismo, ya en carretera, requiere de un tacto muy fino y suave para realizar cualquier giro o corrección dentro del mismo.
Si se observa su consumo, tanta potencia no es barata, pero tampoco resulta algo ruinoso. En esta prueba, la media casi llega a los 8 l/100 km, pero el acelerador tuvo bastante trabajo, así que no está nada mal.
Pero evidentemente, este tipo de vehículos con esta potencia, son muy sensibles al tipo de uso que se les da y ya se puede prever que si la conducción es alegre, el consumo puede diferir mucho de si es algo más tranquila.
Con un precio base de 40.050 euros, en función de los opcionales escogidos, puede aumentar todavía más. Pero ya de serie viene tan bien equipado que, junto a su increíble e infinito motor, parece un precio dentro de lo razonable.
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