Un modelo de acceso no excesivamente caro puede ser la puerta de entrada a una marca premium para nuevos clientes. Y el Audi Q2 desempeña ese papel en la gama SUV de Audi. La firma alemana lo tenía claro cuando lo lanzó en 2016: necesitaba un enfoque más fresco y diferenciador para el todocamino, así que arriesgó con su diseño y el modelo terminó siendo un éxito.
Desde entonces ha comercializado más de 27.000 unidades en España. Cuatro años más tarde, el Audi Q2 se renueva para mantener la trayectoria.
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Su imagen ha sido uno de sus puntos fuertes desde el principio, así que el fabricante ha optado por retocar pequeños detalles que aporten todavía más deportividad a su estilo desenfadado.
El frontal es el que recibe la mayoría de las novedades, rebajando la altura de la parrilla, renovando el paragolpes y las grandes entradas de aire, y sumando tres pequeñas tomas justo bajo el capó, en honor al Sport Quattro de 1984. Estas modificaciones hacen que crezca en longitud, aunque de manera casi imperceptible: suma 17 milímetros. Además, los faros son LED de serie y, de manera opcional, puede ser Matrix LED previo desembolso de 1.230 euros.
El diseño del Audi Q2 también varía bastante en función del nivel de equipamiento seleccionado. El básico (desde 27.960 euros) es el más neutro, el Advanced (2.140 euros más) resalta un poco su carácter de todocamino y el S line (1.230 euros más sobre el anterior) realza su carácter más deportivo, convirtiéndose además en el que más entra por los ojos. Como cuarta opción, el Black Line (que cuesta otros 1.250 euros más) añade un acabado negro para varios de los elementos exteriores.
En el interior del Audi Q2 se percibe una gran calidad incluso pese a ser el SUV de acceso de Audi. La tapicería de cuero, las inserciones (que pueden ser grises, de aluminio cepillado o retroiluminado) y la consola central (de 7 u 8,3 pulgadas) contribuyen a esa sensación. En cuanto a la estética, apenas hay cambios más allá de los aireadores y la palanca de cambios. Merece mención a parte el cuadro de instrumentos, que opcionalmente puede ser el Audi Virtual Cockpit de 10,23 pulgadas, la mejor opción ya que ofrece información muy útil de manera orgánica y con una gran calidad de visualización.
En cuanto a facilidad de uso, mantiene el sistema MMI touch con mando giratorio, del que otros modelos como el Q5 ya han prescindido en favor de una pantalla central táctil. Su uso combinado con los motores analógicos de la consola central es fluido, pero primero hay que hacerse a él.
Gama de motores reducida
La marca ha optado por mantener opciones diésel y gasolina en la oferta mecánica del Audi Q2, pero llama la atención que no se ha decantado por introducir versiones electrificadas (mediante microhibridación) de algunos de los motores, que sí están disponibles en otros modelos de la familia.
El único representante de gasóleo es el 35 TDI de 150 CV (con tracción delantera o integral), mientras que las opciones de gasolina son el 30 TFSI de 110 CV, el 35 TFSI de 150 CV y el 40 TFSI de 190 CV, todos con tracción delantera, aunque el último sumará la opción quattro en marzo de 2021.
La familia de propulsores del Q2 se completará en enero con el 30 TDI de 116 CV y más adelante con la llegada del SQ2, que será el más deportivo de la gama, con 300 CV y 400 Nm de par.
Al volante
En la toma de contacto con el coche se pudo probar el Audi Q2 35 TFSI en acabado S line, lo que suma ventajas como una suspensión deportiva que rebaja ligeramente la altura y dispone de un tarado más firme. Ambas cualidades salieron a relucir en la ruta de montaña, con constantes subidas y bajadas, amén de giros revirados.
El primer punto destacado es la dirección progresiva de serie. Con una respuesta muy precisa, permite hacer los giros de manera bastante directa y guiar al SUV con facilidad. Esto, además, se pone de mayor relieve si se juega con los diversos modos de conducción disponibles a través del Audi Drive Select: auto, efficiency, comfort, dynamic, e individual.
El comportamiento dinámico del Audi Q2 en tramos de curvas es bueno incluso en el modo efficiency, enfocado a una conducción más eficiente. En el extremo opuesto, el dynamic puede sacar más partido al rendimiento del SUV: la dirección es más directa, la caja de cambios automática S Tronic acorta los desarrollos para aumentar la explosividad del coche y anima la respuesta del motor, que con sus 150 CV mueve con soltura el conjunto, aunque para ello haya que pisar el acelerador con decisión para mantener el buen ritmo.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.