Territorio Mazda. Muy pocos coches concitan la unanimidad nada más llegar al mercado y el Mazda 3 es uno de ellos, al menos en el diseño. Su receta ganadora consiste en aplicar trazos suaves y sencillos, y prescindir de adornos superfluos, eso sí, con una elevada dosis de maestría, para alcanzar la excelencia. Destaca la fuerza del frontal, la solidez y armonía del lateral, y la simplicidad elegante y exquisita de la zaga. Y es un coche único que seduce a primera vista por su clase, originalidad y belleza.
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Los demás son atractivos, pero no sobresalen. El Golf mantiene sus formas clásicas y cuadradas, que priman la solidez, y el estilo inconfundible de su frontal. El Toyota destaca por su morro en cuña y la mirada afilada, y es una reinterpretación moderna y sin estridencias de la deportividad. Y el Honda es el más agresivo y futurista. Exalta su carácter con un capó rotundo y abombado, y multitud de adornos y detalles que realzan su deportividad, sobre todo en la zaga, espectacular, pero muy barroca y saturada.
El diseño interior es más convencional. El Mazda aporta un salpicadero estilizado que integra todo en armonía; el Volkswagen es más clásico y funcional, y trasmite orden y calidad; el Toyota apuesta por formas onduladas y protagonismo en la pantalla, y el Honda fusiona muy bien modernidad y consistencia.
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