Los deportivos han sido siempre coches de capricho con los que se sueña en la juventud, cuando no se tienen recursos para adquirirlos. Y después, cuando pasa el tiempo y se hacen más accesibles, su falta de sentido práctico los convierte en inviables. En esta prueba se enfrentan, por un lado, dos cupés compactos con precios relativamente asequibles: Peugeot RCZ y Toyota GT86. Y frente a ellos, dos descapotables biplazas más exclusivos: Porsche Boxster y Mercedes SLK. Todos llevan motores de gasolina, con cambio manual los primeros, y automático los últimos. Y se imponen el Peugeot y el Porsche, respectivamente.
El RCZ es un cupé pequeño, 2+2 plazas, que mide 4,28 metros de largo, como un Golf. Pero se viste con una línea estilizada y vanguardista en la que destacan el techo de cristal y la luneta trasera, que crean una imagen potente y musculosa. El Peugeot impone la brillantez de su motor BMW, un confort de marcha notable y un maletero práctico. Y a pesar de su imagen, no tiene tarifas prohibitivas. Se vende con un motor 1.6 THP (turbo) de 155 CV por 26.300 euros con cambio manual, y por 28.200 con caja automática. Y sube a 29.250 con el mismo motor y 200 CV, la versión de la prueba. Además, hay un 2.0 HDi turbodiésel de 163 CV (29.250). Los precios incluyen los descuentos del mes.
El nuevo Toyota GT86 es la alternativa japonesa. Se trata de la versión gemela del Subaru BRZ, un deportivo de culto que busca el máximo disfrute al volante, con un motor capaz de girar a altas revoluciones, un cambio rápido y directo, un peso ajustado y un tacto de conducción eficaz y preciso. A cambio, sacrifica un poco el confort de marcha y está pensado para puristas que disfrutan a fondo la conducción deportiva. El heredero del legendario Celica mide 4,24 metros y se vende con un motor 2.0 boxer de 200 CV (desde 29.990 euros), disponible también con cambio automático (3.500 euros más).
Entre los dos cabrios de la prueba domina el Porsche Boxster, que disfruta el carácter de la marca alemana. Este biplaza con capota de lona aporta un motor con mucha garra, un comportamiento ágil y eficaz y unos frenos a toda prueba. Y convierte la conducción en un placer, ya sea a cielo abierto o con el techo cerrado. Aunque no es tan potente como su rival de Mercedes, impone su calidad mecánica y la rapidez del cambio secuencial PDK. Se vende en dos versiones: Boxster, con motor 2.7 de 265 CV (desde 52.789), y Boxster S, con un 3.4 de 315 CV (64.745). Y cuentan como opción con una caja automática secuencial PDK (3.152 euros).
El Mercedes SLK es el biplaza descapotable más pequeño de Mercedes, un pionero de gran éxito que va por la tercera generación. Aporta una línea deportiva y elegante, un interior atractivo y un techo metálico plegable muy práctico. Y sobre todo, un motor imponente, prestaciones brillantes y un confort sobresaliente. Se vende con cuatro versiones de gasolina: el 200 de 184 CV (42.340 euros), el 250 de 204 CV (46.725), el 350 de 306 CV de la prueba (57.200) y el 55 AMG de 421 CV (82.550). Y hay un 250 CDi de 204 CV (45.500).
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