El SUV familiar es el coche de moda y triunfa en todos los mercados, desde EE UU hasta China y Europa. Y se ha convertido en el preferido de las familias medias: las ventas de SUV en España crecieron el pasado agosto un 44% respecto al año anterior. Por fuera presentan un aspecto contundente que transmite robustez y por dentro ofrecen un puesto de conducción más alto que aumenta la sensación de seguridad. Son dos de las claves de su éxito. Esta prueba enfrenta a cuatro de los todoterrenos de tamaño medio más representativos: Seat Ateca 2.0 TDi 4Drive, Hyundai Tucson 2.0 CRDi 4×4, Volkswagen Tiguan 2.0 TDi 4Motion y Nissan Qashqai 1.6 dCi 4×4. Y triunfa el primero de ellos.
SEAT ATECA. Impone su equilibrio de conjunto. No sorprende por nada en especial, salvo su agilidad en curva y un precio ajustado, pero tampoco presenta carencias y define un producto muy competitivo. Un SUV familiar atractivo y estilizado por fuera, amplio y bien presentado por dentro, y con un completo equipo de serie, también en seguridad. Pero sobre todo resulta fácil de conducir. Se vende con dos motores de gasolina de 115 y 150 CV (23.690 y 25.730 euros) y tres diésel de 115 a 190 CV (26.370 a 37.790 euros).
HYUNDAI TUCSON. El último éxito de ventas es segundo. Su punto fuerte es una imagen contundente y seductora, un comportamiento impecable, el mejor equipo de serie y cinco años de garantía. Pero sale un poco más caro que el Seat. Se vende con dos motores de gasolina de 132 y 176 CV (23.915 y 39.295 euros) y cuatro diésel de 115 a 184 CV (25.865 a 42.845 euros).
VOLKSWAGEN TIGUAN. Es el más refinado y completo, pero le penaliza un precio superior que le relega al tercer puesto. Sin embargo, domina la prueba en lo demás, con una imagen elegante y refinada, un interior más práctico, flexible y mejor acabado, y un plus de calidad en todo. Y añade el mejor equipo de seguridad. Ofrece tres motores de gasolina de 125 a 180 CV (26.650 a 42.200 euros) y cuatro TDi de 115 a 190 CV (31.420 a 42.260 euros).
NISSAN QASHQAI. Es el pionero de la categoría y mantiene sus virtudes como SUV familiar, aunque le penaliza el motor, más pequeño y menos flexible. Resalta su tacto suave y su confort de marcha, y es el más asequible, aunque cuesta solo 150 euros menos que el Seat. Cuenta con dos motores de gasolina de 115 y 163 CV (21.350 y 23.100 euros) y otros dos de gasóleo de 110 y 130 (22.950 y 24.700 euros).
Los precios señalados no incluyen descuentos ni promociones.
CONCLUSIÓN
El Seat reúne el conjunto más competitivo y sin carencias reseñables: diseño atractivo, precio ajustado y buenas prestaciones y comportamiento. Le sigue el Hyundai, algo más caro y con un motor mejorable, pero aporta la imagen más contundente, un equipamiento superior y la mejor garantía. El Tiguan domina hasta que se valora el precio, pero ofrece la imagen más elegante, el interior más flexible y el mejor equipo de seguridad. El Nissan es el más asequible y confortable, y destaca por su suavidad, pero tiene un motor menos elástico.
CONDUCCIÓN
Estos cuatro SUV incluyen tracción 4×4 para circular en pisos de baja adherencia y motores turbodiésel que mueven bien el sobrepeso y los rozamientos de la tracción integral. Pero mientras el Qashqai equipa un 1.6 de 130 CV, los Tiguan, Ateca y Tucson montan un 2.0 con 150 CV los dos primeros y 136 CV el último. Todos tienen cambios de seis marchas bien escalonados para sacarles partido y una tracción 4×4 similar: en condiciones normales funcionan con tracción delantera y al detectar pérdidas de adherencia pasan fuerza automáticamente al eje trasero.
A pesar de la diferencia de potencia, las prestaciones son similares en los cuatro y permiten viajar a buen ritmo sin quedarse en las subidas, aunque exigen calcular bien los adelantamientos si se va cargado. Sin embargo, el Seat y el Volkswagen son más rápidos y ágiles de respuesta, mientras el Tucson impone su mayor cilindrada al Qashqai, que acelera con menos brío en las marchas largas. Y tanto el Ateca como el Tiguan resultan más elásticos a bajo régimen, y aunque a priori llevan motores iguales, el Seat tiene algo más de nervio por su menor peso. El Hyundai responde de forma muy lineal, pero se estanca a partir de 3.500 vueltas y es más perezoso. Y el Nissan acusa su menor cilindrada con una respuesta menos elástica abajo, aunque a partir de 1.800 vueltas gana brío.
Todos ofrecen una buena estabilidad y son muy seguros, porque llevan ruedas grandes que aportan mucho agarre en piso seco (llantas de 18 pulgadas el Tiguan y 19 los otros en las unidades de prueba). Pero cada SUV familiar tiene su personalidad. El Seat es el más deportivo, con suspensiones más firmes y un tacto más directo, y balancea menos en zonas viradas. El Volkswagen y el Hyundai son más homogéneos en su equilibro entre eficacia en curva y confort, pero, aunque se mueven más que el Ateca en los apoyos laterales, resultan fáciles de conducir. Y destaca la precisión del Tucson al entrar en las curvas y la consistencia del Tiguan en todos los trazados.
El Qashqai adopta suspensiones más suaves y acusa las inercias en las curvas más que los otros, lo que exige girar más el volante. Por último, todos salvo el Hyundai incluyen programas electrónicos que adaptan los reglajes al tipo de conducción: normal, eco, sport, etcétera.
El Nissan tiene un pedal más esponjoso en frenadas fuertes. Pero todos paran bien y ofrecen una buena calidad de conducción, con un tacto suave y preciso, y sensación de robustez, aunque el Volkswagen parece siempre un paso por delante. Aunque no están pensados para zonas difíciles en el campo, la tracción 4×4 permite recorrer pistas de tierra asumiendo el riesgo de pinchar: llevan ruedas de asfalto de perfil bajo. Pero el Tiguan y el Seat están mejor dotados e incluyen un mando circular para elegir programas electrónicos (nieve, tierra…) que mejoran sus recursos 4×4. Y el Hyundai es más bajo y toca antes en el suelo.
CONSUMOS
Los consumos han sido sorprendentemente iguales en la prueba: 7,6 litros el Volkswagen y 7,8 los demás. Así, pueden gastar menos de siete litros a ritmos suaves y no llegan a nueve en ciudad, a plena carga y estirando las marchas. El Hyundai consume medio litro más en tráfico urbano denso al no llevar Start&Stop. En cuanto a impacto medioambiental, el Ateca y el Qashqai emiten 128 y 129 g/km de CO2; el Tucson, 139, y el Tiguan, 141.
VIDA A BORDO
Estos cuatro modelos de SUV familiar ofrecen unas butacas delanteras amplias que sujetan bien en las curvas y un puesto de conducción más elevado que los turismos que transmite seguridad. Pero la ventaja práctica de un SUV familiar es la mayor altura de sus carrocerías, porque, además de facilitar el acceso, aportan un habitáculo más desahogado que las berlinas de su tamaño.
El mejor SUV familiar atrás es el Volkswagen, porque tiene más anchura y, junto al Seat, ofrece más espacio para las piernas. Al igual que este, incluye un túnel de transmisión más alto en el centro del piso que estorba en los pies, pero es el mejor para alojar tres pasajeros atrás. En cambio, el asiento del Seat no llega hasta la puerta y el hueco que queda libre está cubierto con un plástico duro que molesta en la espalda y penaliza el confort de los que se sientan en los lados.
Les sigue el Hyundai, aunque tiene menos espacio en la zona de las rodillas. Y el Nissan es el más justo, también en altura: cuando viajan tres personas atrás, las dos de los lados tocan en los laterales del techo. El Tiguan añade también un asiento trasero deslizable en longitud y respaldos reclinables, lo que aporta mayor flexibilidad para repartir el espacio entre carga y pasajeros.
MALETERO
Gracias a la flexibilidad citada más arriba, el Tiguan ofrece el maletero más grande y aprovechable de los cuatro, incluso con el asiento posterior en la posición más retrasada. El Ateca y el Tucson tienen maleteros similares, pero el último con más mérito, porque lleva rueda de repuesto normal, de 19 pulgadas, mientras el Seat, como los otros, incluye un kit antipinchazos que no resuelve nada si hay un reventón.
Además, el Hyundai cuenta con dos huecos para dejar la cortina cubreequipajes cuando se carga hasta el techo, y permite también reclinar los respaldos. El Nissan ofrece el maletero menos amplio, aunque con una bandeja, de manejo mejorable, que se puede colocar en dos alturas. Y aunque todos incluyen buenos huecos para objetos, el Qashqai recoge un apoyabrazos central con un cofre enorme en el que caben botellas grandes.
ESTÉTICA INTERIOR
El Tiguan luce una presentación algo sobria, pero elegante y refinada. Es el mejor acabado y ofrece mayor calidad de ajustes y materiales. El Seat está resuelto con estilo y aporta un salpicadero moderno y acabados consistentes. El Hyundai resulta algo austero e incluye algunos plásticos de aspecto y calidad mejorables que desentonan un poco. Y el Nissan es un SUV familiar vistoso y aparente, con una consola lacada y una instrumentación más alegre, pero muestra ajustes menos precisos.
ADAPTACIÓN AL TERRENO
Todos permiten viajar con comodidad y filtran bien los baches a pesar del perfil bajo de sus neumáticos, pero mientras el Seat tiene reglajes más firmes y menos cómodos en asfaltos deteriorados, el Nissan absorbe mejor las irregularidades. Los cuatro están bien insonorizados, tanto de mecánica como de rodadura, aunque con ligera ventaja del Tiguan, algo más consistente y refinado.
IMAGEN Y DISEÑO
La silueta del SUV familiar actualiza la imagen robusta de los todoterrenos clásicos con trazos más afilados y fluidos que les da mucha presencia. El más conseguido es el Tucson, que tiene una imagen imponente, con un frontal rotundo y elegante, una cintura lateral ascendente muy marcada y una zaga alta y musculosa. Y contrasta con el interior, un tanto anodino y discreto. Los demás son también atractivos, con líneas de trazos sólidos y aspecto consistente.
El Nissan tiene un aire más vanguardista, tanto por la expresividad del frontal como por las ondulaciones del lateral, y mantiene el estilo en el interior, que es el más original. El Seat y el Volkswagen son más clásicos, el Ateca es un SUV familiar con un aire más deportivo y trazos más estilizados, y el Tiguan con un frontal más elegante y los ángulos más cuadrados. Y por dentro replican esos atributos.
PRECIOS Y EQUIPAMIENTO
Diferencias importantes. El Qashqai y el Ateca tienen precios más competitivos, 29.775 y 29.925 euros, con descuentos incluidos, pero sin prima por financiación. El Tucson sube algo más, 30.815, y el Tiguan es bastante más caro, lo que le cuesta la victoria en la prueba, 36.600, porque no tiene descuentos.
Equipamiento de seguridad. Junto al equipo de seguridad habitual –seis airbags, ABS, ESP y sensor de presión de ruedas–, todos llevan aviso de cambio de carril y, salvo el Hyundai, añaden cambio automático de luces largas y frenada automática de emergencia en ciudad, lector de señales (menos el Seat) y reposacabezas activos (el Qashqai no). Este incluye un escudo de protección con cuatro cámaras que cubren los 360 grados del coche, y el Tucson y el Tiguan, un capó antiatropellos. Además, el Seat y el Volkswagen suman un airbag de rodilla, y el último añade detector de fatiga y sistema precolisión.
Comodidad a bordo. Todos incluyen climatizador, ordenador de viaje con pantalla táctil en color, control de velocidad, Start&Stop (el Hyundai no), sensores de lluvia y faros, radio-CD con USB, Bluetooth y sensores de aparcamiento delante y atrás con cámara trasera (el Seat, solo los posteriores, y el Nissan, con cuatro cámaras y 360 grados de visión). El Tiguan suma las plazas traseras deslizantes y faros delanteros LED (como el Ateca). Pero domina el Tucson, que suma llantas de 19 pulgadas (17 los demás), acceso sin llave (también el Qashqai) y la mejor garantía: cinco años sin límite de kilómetros (tres años en el Qashqai y dos en los otros).
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