Mercedes Clase C 300 diésel enchufable: eficiencia de alta gama

A pesar de ser una berlina de lujo, puede que este Clase C sea uno de los coches más interesantes del mercado.

Mercedes

Lujo y eficiencia extrema se dan la mano en el Mercedes Clase C de.

Para ponerse en contexto, sobre todo si se habla de coches híbridos enchufables, el Mercedes Clase C diésel enchufable (d e) tiene una autonomía eléctrica de 105 kilómetros, una de las mayores entre este tipo de coches, que ofrecen, de media, entre 50 y 60 kilómetros.

Pero, además, su consumo cuando se acaba la electricidad es bastante más comedido que el de su hermano, el clase C 300 e que ya se probó hace solo unos meses.

Una inmejorable carta de presentación para un coche también difícilmente mejorable en muchos sentidos.

Para empezar, un leve repaso por una carrocería de 4,75 metros de longitud, 1,82 metros de ancho y 1,44 metros de alto con una batalla de 2,86 metros y un peso de más de dos toneladas, en concreto 2.160 kilogramos.

Eso sí, su maletero pierde 140 litros frente a otras versiones sin hibridación y se queda en 315 litros, una cifra algo escasa para este coche y sus medidas exteriores.

Interior intachable

En el habitáculo nada cambia respecto a su hermano. La calidad percibida y real es difícilmente superable. Además, cuenta con la misma y enorme pantalla central táctil de infoentretenimiento que, sobre el papel, mide 10 pulgadas, pero que en la realidad parece mucho más grande.

La pantalla central parece mucho más grande de esas 10 pulgadas declaradas.

También es igual la parte trasera. El espacio es bueno para dos adultos, pero solo bueno. En un viaje pueden faltar unos cuantos centímetros para no sentirse encajonado.

Misma batería

Asimismo, cuenta con la misma batería que la versión de gasolina: tiene una capacidad bruta de 25,4 kWh y se puede cargar hasta 11 kW en corriente alterna y a un máximo de 55 kW con corriente continua. De esta forma, pasaría de 0 al 80% en poco más de 30 minutos.

El motor eléctrico ofrece 129 CV (y 440 Nm de par) y está dispuesto dentro de la caja de cambios automática de nueve velocidades. Si el enchufe es de 3,2 kilovatios, es decir, el normal en casi todas las casas, la carga (total) se irá a unas ocho o nueve horas.

La potencia de este diésel híbrido enchufable es de 313 CV.

Donde sí hay cambios, evidentemente, es en el motor térmico, que aquí es de naturaleza diésel. Cuatro cilindros, dos litros, con turbo y que da 197 CV, con 320 Nm de par. El conjunto, es decir, motor eléctrico y de gasóleo, ofrecen 313 CV y 700 Nm.

Esto le sirve para moverse muy bien y, a pesar de sus más de dos toneladas de peso, impulsarlas desde parado hasta los primeros 100 km/h en solo 6,2 segundos, es decir, solo una décima más lento que su hermano de gasolina. Alcanza una velocidad máxima muy similar, de 243 km/h.

En marcha

También es evidente que esta versión de gasóleo no es tan refinada ni tan silenciosa, agradable o suave como la de gasolina. Pero compensa con un mayor empuje, por lo menos, a la hora de recuperar a velocidades medias. Sus 150 Nm pueden de sobra con sus 80 kilos extra.

También se nota algo más aquí la transición de energía eléctrica a energía térmica, debido a la entrada en funcionamiento de su motor diésel.

Pero cuenta con los mismos cinco modos de conducción, es decir, Electric, Hybrid, Sport, Hold Battery e Individual. En el modo Sport, las levas dispuestas tras el volante sirven para cambiar las marchas (su cambio automático dispone de nueve relaciones) y en el resto de modos, las levas adaptan su funcionamiento para aumentar o disminuir la intensidad de la frenada regenerativa.

A la hora de afrontar virajes, y aunque este coche no es un deportivo ni lo pretende, a pesar de su contundencia al acelerar, puede mostrar algo de subviraje si se fuerza mucho, aunque el ESP hará su entrada de forma elegante y sin un excesivo intrusismo.

El espacio detrás no es para tirar cohetes. Dos adultos van a viajar bien. Tres, no.

Suspensión y dirección siguen mostrándose de muy buen tacto, la primera con un claro enfoque al confort y la segunda de tacto directo y con bastante información de lo que pasa bajo las ruedas. Algo menos de información transmite el pedal de freno, de tacto artificial, sobre todo en su primer recorrido.

Con todo, la gran autonomía eléctrica real de este coche es la guinda de un increíble pastel. Y es que se acerca mucho a la autonomía declarada, por lo que será bastante fácil superar los 80 u 85 kilómetros, algo que a más de un cliente potencial le supondrá poder completar su recorrido diario.

Precio

El Mercedes Clase C diésel enchufable no es barato, pero con este coche hay que pensar en lo que se ahorra de combustible, tanto por su posibilidad eléctrica como por su consumo de gasóleo una vez agotada esa energía, y que en esta prueba se mantuvo entre los 6 y 7 litros cada 100 kilómetros.

Su precio es de 68.750 euros, lo que supone 4.880 euros más que la versión de gasolina. Pero habrá que hacer cuentas y calcular bien el recorrido diario y la diferencia de precio entre combustibles para ver si merece la pena.

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Alfredo Rueda

Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.

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