Aunque cada vez duela más en el bolsillo, visitar la gasolinera es una obligación muy frecuente para los automovilistas que dispongan de coches con mecánica tradicional.
Por mucho que se estire el depósito, al cabo de algunos días o semanas habrá que acudir a la estación de servicio para reponer el combustible consumido.
Pero no siempre esta operación se hace correctamente y con las precauciones necesarias, porque el entorno de los surtidores requiere ser muy cuidadosos con la seguridad. Por ello, los conductores deben saber cómo realizar esta operación para evitar los accidentes y, ojo, también algunas sanciones establecidas al respecto en el código de la circulación.
No esperar al último momento
Lo primero que hay que tener en cuenta es acudir a la gasolinera sin apurar el depósito y mucho menos la reserva. Sobre todo, durante los viajes es conveniente localizar con tiempo suficiente la estación de servicio adecuada, planificar la parada y no esperar al último momento para buscarla.
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Y antes de llegar a la gasolinera, y sobre todo en los viajes rápidos por carretera, conviene bajar el ritmo y recorrer el último kilómetro más despacio. El motivo es refrigerar mejor la mecánica para que no se resienta al parar bruscamente, en particular en el caso del turbocompresor que, tras una exigencia alta de trabajo por carretera abierta requiere bajar poco a poco su temperatura para evitar averías.
El sistema de frenada también lo agradecerá y así se evitará que se deterioren las pastillas al poner el freno de mano con los discos excesivamente calientes.
Al entrar en la gasolinera, lo primero será ubicar bien los surtidores para dirigirse al adecuado. Hay que ser conscientes de si el vehículo necesita gasolina o gasóleo, y muchas veces surgen las dudas si el automóvil no es el que se conduce habitualmente o se trata de uno de alquiler.
Estacionar correctamente
Además, también hay que tener en cuenta donde se ubica la toma de combustible, a derecha o izquierda de la carrocería. Un dato que por lo general viene indicado mediante una pequeña flecha junto al aforador del nivel de carburante en el depósito. Conviene tenerlo en cuenta para evitar maniobras peligrosas dentro de la gasolinera, como dar marcha atrás o circular en sentido contrario al establecido en la instalación.
Una vez localizado el surtidor conveniente hay que estacionar el coche a la distancia correcta para repostar con comodidad. Lo mejor es aparcarlo separado del aparato dispensador a una distancia de alrededor de aproximadamente un metro del bordillo y así dejar el espacio suficiente para manipular la manguera con holgura.
También facilita la operación de repostaje el detenerse adelantando un poco el vehículo respecto al surtidor, con la boca de carga de combustible frente al medidor de flujo para así poder ver bien la cantidad suministrada y su precio, que se indican al usuario a través de una pantalla durante el repostaje.
Una vez bien situados, lo siguiente será inmovilizar el coche mediante el freno de mano, apagar el motor y desconectar cualquier sistema eléctrico como las luces, el ventilador o la radio. Es algo importante, ya que está absolutamente prohibido repostar si todos los circuitos del coche que puedan generar corriente o chispas no están debidamente desconectados.
No dejar nunca las llaves puestas
En los modernos surtidores que sirven varios combustibles, habrá que volver a poner atención al elegir el adecuado para cada coche. Una pegatina situada en el interior de la tapa de combustible suele servir de recordatorio para no equivocarse.
A continuación, al manipular la boquilla, habrá que tener la precaución de ponerse un guante protector para no ensuciarse y que la piel no entre en contacto con el combustible. Y, aunque el sistema de llenado dispone de un mecanismo automático para detener el flujo cuando el depósito está lleno, es importante tener cuidado de no derramar nunca el combustible. En caso de producirse alguna fuga existe la obligación para el usuario de ponerlo en conocimiento del personal de la gasolinera de manera inmediata.
Por último, una medida de seguridad más que recomendable es no dejar nunca las llaves puestas en el coche durante el repostaje y, cuando se acuda a la caja para pagar el suministro, dejar el vehículo cerrado. Los delincuentes suelen actuar en estaciones de servicio para hurtar pertenencias al descuido y en ocasiones sustraer el propio vehículo.
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