Hablar del Aston Martin Valkyrie es hacerlo de un coche definido como “un Fórmula 1 de calle”. Sólo se fabricaron 150 unidades y cada una costaba 2,89 millones de euros. En su interior ruge un V12 atmosférico de 6.5 litros firmado por Cosworth: con la ayuda de un motor eléctrico entrega 1.176 CV de potencia y llega a los 350 km/h. Este es un breve resumen de una curiosa historia que comenzó en un bar.
Este es uno de los detalles que se desvelan en el libro A Wild Ride, creado por Bart Lenaerts y Lies De Mol de Waft Publishing con la colaboración de Aston Martin y Red Bull Advanced Technologies. Durante seis años, estuvieron presentes en reuniones, sesiones de prueba y revisiones de diseño para dar forma a 335 páginas en las que cuentan cómo fue el proceso de creación del Aston Martin Valkyrie.
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Construir el “coche de Adrian”, por Adrian Newey, fue un proceso que definen como “arduo, a veces divertido y ocasionalmente alegre”. Tuvieron acceso a bocetos y dibujos técnicos, así como fotografías privilegiadas del superdeportivo. Fueron testigo de disputas y discusiones técnicas. Y, a pesar de ello, han conseguido escribir un texto ligero y animado.
No es el único libro que Waft tiene sobre el Aston Martin Valkyrie: también existen Valkyrie of Valkyrie o Inside Valkyrie. Cuatro ejemplares de 778 páginas, con un precio de 950 euros, de los que sólo habrá 300 copias: incluyen un estuche que reproduce el sonido del V12 y se parecen bastante a los libros que la marca británica entregó a cada comprador.
El Aston Martin Valkyrie nació en un pub
Volviendo a A Wild Ride, explican que el Aston Martin Valkyrie nació en 2015: concretamente en verano. Fue entonces cuando sus cuatro creadores se citaron en The Birch, un bar ubicado a las afueras de la ciudad de Milton Keynes donde está la base de Red Bull Racing, el equipo de Fórmula 1.
Fue en ese pub británico donde elaboraron las líneas maestras y el esbozo del Aston Martin Valkyrie. Un F1 de calle que iba a costar mucho más de lo que planearon los presentes mientras tomaban unas cervezas y cenaban salchichas con puré de patatas.
¿Quiénes eran? Adrian Newey, director técnico del equipo Red Bull, Christian Horner, jefe de la misma escudería, y dos directivos de Aston Martin: Andy Palmer, el CEO, y Simon Sproule, el que era su asesor y hombre de marketing.
Más secretos del Aston Martin Valkyrie
En las páginas de A Wild Ride también desvelan cómo trabaja Adrian Newey, al que consideran el “mejor diseñador vivo” de coches de competición. Explican que no tiene limitaciones de presupuesto y practicidad.
Ayudan, al mismo tiempo, a entender cómo un V12 de 6.5 litros, una caja de cambios de siete velocidades, un motor eléctrico y una suspensión trasera caben en un espacio en el que normalmente sólo habría espacio para una de esas cosas. Adrian Newey lo consiguió montando la suspensión directamente en la carcasa del transeje, fijó la parte delantera del motor a la parte trasera de la sección central del coche donde se sientan los pasajeros y colocó la caja de cambios en el otro extremo de ese bloque.
Además, para que el Aston Martin Valkyrie tuviese algo parecido al confort de marcha, teniendo siempre en cuenta la carga aerodinámica extrema que genera, Adrian Newey se inspiró en los Williams F1 con suspensión activa que había diseñado a principios de los años noventa.
Y aquí se desvela otra de las fórmulas empleadas en su F1 de calle. Tanto la suspensión trasera como la delantera emplean barras de torsión en lugar de resortes helicoidales, pero no había sitio para ellas. ¿La solución? Perforar la parte delantera del habitáculo, hecha de fibra de carbono, para que se sitúen longitudinalmente bajo el cuadro de instrumentos.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.