El Ford GT se sienta en la cima de los modelos de la marca estadounidense, pero esta ha considerado llevar a cabo una revisión del modelo que afecta a diversas áreas, desde su imagen a su apartado mecánico.
Su diseño no varía nada, pero sí que se han añadido novedades como las llantas de fibra de carbono, se han modificado algunas pinturas, como es el caso de la ya clásica de Gulf (en azul celeste y naranja) y se ha incorporado la Liquid Carbon Edition, que permite a los clientes dejar expuesta toda la fibra de carbono de la carrocería, protegida por una capa de barniz protector.
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También se añaden unos nuevos apéndices en la parte trasera del vehículo, algo que optimiza la aerodinámica, mejorando la circulación del aire en un 50%. También su motor 3.5 V6 biturbo recibe una interesante puesta a punto: ha sido recalibrado y monta nuevas bobinas de encendido y pistones, así como un intercooler de mayor tamaño, lo que ha añadido 13 CV a su potencia para conseguir desarrollar un total de 660 CV.
Es de esperar que este ligero aumento mejore un poco su rendimiento, pero Ford no ha desvelado cambios en sus prestaciones. La suspensión ha recibido mejoras en el modo Track para optimizar el manejo y el control del vehículo y ahora es de serie el sistema de escape de Akrapovic, que es cuatro kilos más ligero y antes se vendía como opción por 10.000 dólares extra.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.