De la familia Lamborghini, el Huracan es el pequeño que este año, debido a su mitad de ciclo de vida, recibe una importante actualización que incluso supone un cambio de nombre: ahora se llama Lamborghini Huracán EVO. Se trata de una puesta al día que sigue los estándares habituales: ligeros retoques estéticos, aumento de potencia y una mayor dotación tecnológica.
Aunque no parezcan de gran calado, sí hay bastantes modificaciones en su carrocería. El paragolpes delantero es nuevo, las entradas de aire son de mayor tamaño, estrena diseño de llantas, hay nuevas tomas de ventilación antes de los pasos de rueda traseros, los dos escapes están situados en una posición más elevada y cuenta con un alerón integrado.
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En el habitáculo se encuentra una tapicería mixta de cuero y Alcántara, insertos de fibra de carbono, un sistema de iluminación ambiental personalizable y una pantalla de 8,4 pulgadas a modo de consola central, con disposición vertical, control táctil, conexión con Apple CarPlay, navegación por satélite y sistema de telemetría con dos cámaras.
Ese enfoque tecnológico también repercute en su conducción, ya que el Lamborghini Huracán EVO cuenta con el Lamborghini Dinamica Veicolo Integrata (LDVI), una unidad central de procesamiento que analiza todos los aspectos de su comportamiento dinámico, y con un eje trasero direccional que mejora su maniobrabilidad y estabilidad.
Tampoco se ha olvidado la compañía italiana de darle más potencia: su motor sigue siendo el bloque 5.2 V10, pero retocado para entregar 640 CV y 600 Nm de par máximo, lo que supone un aumento de 30 CV. La mejora sirve para que haga el 0-100 km/h en 2,9 segundos, el 0-200 en 9 y para que alcance una velocidad máxima de 325 km/h.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.