Praga es una de las marcas de automóviles más desconocidas del mundo, a pesar de que tiene 115 años de historia. Productor de coches y motocicletas, así como habitual en el mundo de la competición, ahora reúne todo su saber hacer en un superdeportivo homologado para circular por la calle: el Praga Bohema.
Es un modelo de tirada limitada, del que solo se fabricarán 89 unidades, a un ritmo de 20 ejemplares anuales empezando en la segunda mitad de 2023. Cada uno tendrá un precio de 1,26 millones de euros.
Su diseño es el propio de un vehículo de circuito, una concepción que también queda plasmada en el hecho de buscar la mayor potencia con el menor peso posible.
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Es un coche extremadamente bajo, ancho y largo, en el que la forma sigue a la función. Y es que sus proporciones, los conductos de entrada y salida de aire, las extensiones de paragolpes y faldones, y el alerón obedecen a conseguir la mejor aerodinámica posible. El resultado es que circulando a 250 km/h puede generar una carga de 900 kilos para pegarse al suelo.
Praga Boheme: menos de 1.000 kilos
La ligereza es otro de sus puntos clave, pues emplea un chasis monocasco de fibra de carbono, material presente en múltiples elementos, para marcar un peso inferior a los 1.000 kilos.
A pesar de este enfoque radical, en el interior se ha buscado mezclar la deportividad con la comodidad, motivo por el que tanto los asientos como el volante y los pedales son completamente ajustables. Dispone de aire acondicionado y de un espacio para guardar el móvil, y también está muy presente el Alcantara.
Entrando en el apartado mecánico, el motor proviene del Nissan GT-R, pero modificado por Litchfield Motors. Este preparador potencia el bloque 3.8 V6 biturbo hasta los 710 CV y 724 Nm. Se combina con una caja de cambios secuencial de seis velocidades y con un sistema de tracción trasera.
El resultado es una aceleración de 0 a 100 km/h en 2,3 segundos y una velocidad máxima de 299 km/h.
En su desarrollo ha colaborado Romain Grosjean, expiloto de F1 que actualmente compite en la Fórmula Indy. Ha declarado: “Me quedé asombrado por el increíble rendimiento de Bohema en la pista, su accesibilidad en la carretera y la facilidad de transición entre los dos. ¡Praga realmente ha cumplido con mi desafío!”.
En la carretera, en palabras del piloto, “consigue un viaje suave, elimina los baches, se puede conversar con el pasajero y todo está en calma y bien”. Y luego, en la pista, cambia el enfoque. “La misma ropa, el mismo coche, pero la sensación cambia y estás empujando al límite y acumulando tiempos de vuelta increíbles una y otra vez, descubriendo posibilidades increíbles en el Bohema”.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.