El coche eléctrico está cambiando el panorama de la industria automovilística a múltiples niveles. Uno de ellos es el mantenimiento de la parte mecánica, muy diferente al habitual y ya conocido en los coches de combustión.
Uno de los cambios más notables es la desaparición de los frenos clásicos. Este cambio no solo responde a la necesidad de mejorar la eficiencia y la sostenibilidad, sino también a la búsqueda de una mayor seguridad y comodidad para los conductores.
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La transición hacia la frenada regenerativa
Los coches eléctricos han introducido un sistema de frenado innovador conocido como frenada regenerativa. Este sistema permite que, al desacelerar, el motor eléctrico actúe como un generador, convirtiendo la energía cinética en energía eléctrica que se almacena en la batería del vehículo.
Este proceso no solo ayuda a recargar la batería, sino que también reduce significativamente el desgaste de los frenos mecánicos tradicionales.
Ventajas de la frenada regenerativa
1- Eficiencia energética: La frenada regenerativa mejora la eficiencia energética del vehículo al recuperar parte de la energía que de otro modo se perdería en forma de calor. Esto contribuye a aumentar la autonomía del coche eléctrico, un factor crucial para los conductores que buscan maximizar la distancia recorrida por carga.
2- Reducción del desgaste: Al depender menos de los frenos mecánicos, se reduce el desgaste de componentes como las pastillas y los discos de freno. Esto no solo disminuye los costos de mantenimiento, sino que también prolonga la vida útil de estos componentes.
3- Menor emisión de partículas: Los frenos mecánicos generan partículas finas que pueden ser perjudiciales para la salud y el medio ambiente. La frenada regenerativa, al reducir el uso de estos frenos, contribuye a disminuir la emisión de estas partículas.
El futuro sin frenos mecánicos
La tendencia hacia la eliminación de los frenos mecánicos en los coches eléctricos está ganando impulso. Algunos prototipos, como el DS E-Tense Performance, ya prescinden completamente de los frenos mecánicos, confiando toda la potencia de frenado al sistema de regeneración de energía.
Por su parte, Mercedes-Benz acaba de presentar el sistema ‘In-Drive’ que directamente integra los frenos en el motor eléctrico. Consta de dos discos de freno que están totalmente cerrados y ocultos, y que se ubican a cada lado del motor eléctrico, integrados dentro de la propia carcasa del motor eléctrico y refrigerados con líquido. La marca asegura que está diseñado para funcionar durante unos 15 años o 300.000 kilómetros.
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