Hace unos años la conducción autónoma estaba en boca de toda la industria del motor y parecía que los coches iban a conducirse solos de la noche a la mañana. La realidad es otra, pues se trata de un proceso complejo, tanto a nivel tecnológico como legislativo, y hay una serie de pasos que tienen que ir dándose.
Tradicionalmente se ha clasificado la tecnología en cinco niveles de autonomía, pero el organismo que vigila y regula la seguridad vial en Estados Unidos (la NHSTA, por sus siglas en inglés) establece seis categorías. De hecho, empieza por un nivel 0 en el que incluye a modelos con algunas ayudas automáticas. En la actualidad ya es común disfrutar de un nivel 2 de conducción autónoma, pero ya se han determinado cuáles serán las características de todos ellos.
Más información
Nivel 0
Es el más habitual. Es el conductor el que está a cargo de todas las funciones del vehículo, como acelerar, frenar u operar la dirección. Los asistentes de conducción intervienen de manera puntual, lanzando avisos o actuando solo en momentos muy concretos. Como ejemplo, la NHSTA cita el sistema de aviso de cambio involuntario de carril, el de colisión frontal o, un paso más allá de este, la frenada automática de emergencia.
Nivel 1
El conductor sigue a cargo de todas las funciones del vehículo, pero los asistentes actúan de manera constante, facilitando la tarea de la conducción.
En este caso, la tecnología va más allá, y pasa de los avisos por cambio de carril a un sistema que mantiene al vehículo dentro de este. O al control de crucero adaptativo, que mantiene la velocidad y, en caso de encontrar un vehículo delante, la reduce para mantener la distancia de seguridad.
Nivel 2
Aquí se combinan los sistemas del nivel previo para que el coche pueda llevar a cabo tareas complejas por sí mismo en circunstancias concretas. El ejemplo más claro es el asistente de conducción en autopista que presentan y algunas marcas. Con él, el automóvil es capaz de acelerar, frenar y cambiar de carril por sí solo.
A pesar de ello, el conductor debe estar atento a la carretera y, por norma general, el vehículo demandará que mantenga las manos en el volante.
Nivel 3
En este nivel el conductor ya cede el control al propio vehículo, que opera por su cuenta. Sin embargo, si ocurre un imprevisto y no puede seguir conduciendo de manera autónoma, se lanza un aviso y es necesario que el piloto pueda tomar el control en cualquier momento.
Nivel 4
En este punto el coche ya es completamente autónomo y no hace falta la intervención del conductor para nada. De hecho, ya es considerado un pasajero más y por ello no hay ni volante ni pedales. Sin embargo, el vehículo solo puede desenvolverse en áreas muy limitadas. Ejemplos de este nivel serían por ejemplo los pequeños vehículos autónomos que transportan a personas en congresos o exposiciones.
Nivel 5
Es el nivel de conducción autónoma completa, en el que el vehículo se encarga de todo lo relacionado con la conducción y puede circular por todas las carreteras. Los pasajeros no necesitan intervenir ni estar atentos a lo que ocurre en la carretera.
Cómo avanza la industria
Actualmente la industria se encuentra en un punto intermedio entre el nivel dos y el nivel tres, con los vehículos más avanzados tecnológicamente apuntando a desenvolverse por sí mismos. Es el caso de Mercedes, que a finales de 2021 homologó el primer piloto automático de nivel 3 en Europa.
Prácticamente todos los fabricantes están trabajando en esta área (Volkswagen quiere tener el suyo para 2023), pero todavía están puliendo la tecnología. Además, este no es el único escollo al que se enfrenta la conducción autónoma. La otra gran área a tratar es la legislativa.
Y es que ante un futuro en el que los coches circulen sin intervención humana, se hace necesario establecer un marco legal que regule esta nueva realidad y que contemple, por ejemplo, quién será responsable en caso de accidente.
Mercedes, por ejemplo, ha declarado que asumirá la responsabilidad en caso de accidente cuando el Drive Pilot esté activado, pero falta por ver cómo se actualizarán las normativas europeas. La última noticia que hay a este respecto salió a la luz en febrero de este mismo año, cuando se hizo público que a partir del 14 de julio de 2022 será legal la conducción autónoma de nivel 3 en Europa.
El coche autónomo en la ley de tráfico
El cambio en la legislación europea se debe a una modificación de la Convención de Viena en materia de tráfico, concretamente en el artículo 34 bis. Ahora figura que siempre debe haber un conductor atento mientras se utilice un sistema de conducción autónomo, es decir, una descripción del nivel 3.
Eso sí, también apunta que esta variación deberá ser conforme a los reglamentos nacionales, así que será cada país el que tenga la última palabra a la hora de permitir o no esta conducción.
En España, la DGT ha incluido por primera vez el coche autónomo en la recién reformada ley de tráfico, pero de un modo genérico. Solo dice que el titular del sistema de conducción automatizado deberá “comunicar las capacidades o funcionalidades del sistema de conducción automatizada”. Y deja escrito que el Ministerio del Interior (del que depende la DGT) será quien regule cómo habrán de cumplir el reglamento de circulación los coches sin conductor.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram