Su llegada generó cierta polémica, ya que hay conductores que apoyan su uso y otros que lo rechazan. Comenzó a extenderse a principios de los años 2000 y, especialmente, desde 2012, cuando se empezaron a ofrecer incentivos fiscales por incluirlo.
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El sistema Start-Stop apaga el motor cuando el vehículo se detiene y lo vuelve a encender cuando se pisa el embrague. En los modelos con transmisión automática esto ocurre cuando se levanta el pie del freno.
Su presencia no es obligatoria: no existe una normativa que inste a las marcas a instalar el sistema Start-Stop en todos sus vehículos nuevos. Sin embargo, para poder cumplir con las normativas de reducción de emisiones de CO2 y mejorar la eficiencia energética, los fabricantes lo implementaron de forma masiva y de serie.
La dura crítica de un mecánico
Entre los detractores del sistema Start-Stop hay conductores, pero también mecánicos que creen que contribuye a desgastar prematuramente ciertas piezas esenciales. Alex Kasch es uno de ellos: lo ha criticado duramente en un vídeo con cientos de miles de visualizaciones en TikTok.
Según él, este dispositivo, que supuestamente ahorra combustible, “te vuelve loco” y añade que causa más daños de los que previene. El mecánico explica que añade más componentes: “Son como diez piezas extra por coche, que pueden romperse y todas cuestan mucho dinero”.
No sólo aumenta el riesgo de sufrir una avería: también el coste del coche que recae en el conductor. Apunta que la idea del sistema Start-Stop “es cuidar el medio ambiente y reducir el desgaste del motor. En realidad, arrancas el coche más veces al día”.
El mecánico señala el especial esfuerzo que supone su presencia en la circulación por la ciudad. Debido a las innumerables paradas (entre semáforos en rojo, rotondas y atascos), “el motor de tu coche puede pararse y volver a arrancar decenas de veces en un trayecto de varios kilómetros”.
¿En peligro de extinción?
Por ello, no duda en definirlo como “el sistema más inútil de los coches modernos. Antes los coches no lo necesitaban y siguen sin necesitarla”. No en vano, el avance de la electrificación y las nuevas formas de movilidad sostenible han empezado a dejar el Start-Stop en un segundo plano.
Con la llegada de los vehículos híbridos y, especialmente, de los eléctricos, su eficacia está disminuyendo gradualmente. En los coches híbridos, la transición entre el motor de combustión y el eléctrico es tan fluida que el papel del Start-Stop es superfluo. Y en los coches eléctricos no hay motor de combustión: la presencia de cualquier sistema diseñado para optimizar la gestión de las paradas es innecesaria.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.