Una generación sin carné de conducir. Esa es la predicción de Uri Levine, cofundador de Waze, quien asegura que los niños nacidos hoy —la llamada generación Beta— jamás se pondrán al volante. “No conducirán”, afirmó en una entrevista reciente. “Y si les cuentas que tú solías hacerlo, no te creerán”.
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La revolución ya ha comenzado. Tesla ha lanzado su servicio de robotaxis en Austin, y Waymo ya opera en ciudades como San Francisco, Los Ángeles o Phoenix. Para Levine, esto es solo el principio. Según varios analistas, en una década, la mayoría de los servicios de movilidad de pago serán autónomos: taxis, transporte público, logística… todo sin conductor.
Más tiempo libre
El impacto será profundo. Las ciudades apenas verán coches conducidos por humanos. Además, el cambio promete devolver tiempo a las personas. “Dedicar una hora diaria a conducir es mucho”, señala Levine. La conducción autónoma significa más tiempo libre y menos estrés.
Movilidad más barata
También será más barato. Diferentes estudios argumentan que hoy en día, gran parte del coste de un viaje en Uber va al conductor. Sin él, el precio podría reducirse a una cuarta parte. “Un trayecto de 100 dólares (86,33 euros) pasaría a costar 25 dólares (21,58 euros)”, explica Levine. Más asequible, más demanda.
Sin conductor
¿Y después? Levine cree que los robotaxis, como los que acaban de comenzar a operar en Austin (Texas) pertenecientes a la compañía de Elon Musk, son solo el principio de esta transición. “Imagina una tienda de zapatos que va a tu casa, en lugar de ir tú a la tienda. Como ocurrió con los ascensores, que ya no necesitan operador, los coches seguirán el mismo camino”, concluye el cofundador de Waze.
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