¿Se gasta menos combustible usando el control de crucero?

El control de crucero o control de velocidad es un sistema de ayuda a la conducción (encuadrado dentro de los ya famosos ADAS) que prácticamente ya tienen todos los coches nuevos. Incluso algunos más modernos y de segmentos superiores cuentan con control de crucero adaptativo, es decir, la tecnología no solo mantiene la velocidad, sino también la distancia con el vehículo precedente.

Porque, efectivamente, el control de crucero se puede activar al llegar a la velocidad deseada y que se quiere mantener. Una vez establecida, también se puede aumentar o disminuir con mandos habilitados en el volante o en alguna palanca del volante.

Cualquier intervención del conductor en el pedal del freno desactivará este control al instante. Esto se hace para que la seguridad predomine ante este sistema, ya que si se frena pero el coche quiere mantener la velocidad, las consecuencias podrían ser desastrosas.

También se puede cancelar con otro botón dispuesto al efecto para esta función. Y hay otro más para volver a la velocidad previamente seleccionada que suele mostrar la leyenda ‘resume’ en inglés. Se suele utilizar, tras haber frenado, para activarlo a la velocidad previamente elegida sin necesidad de seleccionarla de nuevo.

Sin embargo, si se acelera en un momento dado, por ejemplo para realizar un adelantamiento puntual, al dejar de acelerar el sistema vuelve a la velocidad preestablecida.

Con velocidad adaptativa

Las versiones más actuales y completas del control de crucero, cuentan con un radar frontal que detecta obstáculos delante y adaptan la velocidad manteniendo una distancia que también se puede elegir por el conductor entre tres o cuatro posibilidades de espacio.

Además, los sistemas más avanzados de este tipo también pueden adaptar la velocidad a la de la velocidad máxima de la vía. Esto se hace gracias a una cámara a bordo que detecta las señales que indican la velocidad a la que se puede circular como máximo en ese tramo.

Es el denominado control de crucero adaptativo y sigue siendo opcional en muchos modelos. Pero solo por la comodidad y seguridad que aporta, merece la pena.

¿Se ahorra gasolina al activarlo?

Esta es la pregunta del millón. Porque, desde luego, la gran mayoría de las marcas promueven que este control de crucero es más eficiente respecto al conductor.

Su principal argumento es la eficiencia que provoca esa estabilidad en la gestión del motor, es decir, la ausencia de aceleraciones o deceleraciones, a veces casi imperceptibles e involuntarios del conductor.

Mantener la velocidad constante sí que puede llevar a un ahorro de combustible, ya que sobre todo en bajadas, el motor baja de revoluciones seguramente algo más de lo que permitiría el pie derecho de cualquier conductor. En subida, los conductores también pueden tener el impulso de apretar más de la cuenta ese pedal del acelerador.

Y es que este sistema calibra bastante bien la velocidad constante que se ha marcado y gestiona de forma idónea el motor para mantenerla.

Esto lleva parejo un ahorro de combustible evidente, aunque no sea todo lo importante que se quiera o se piense.

En general, la utilización del control de velocidad puede ahorrar desde medio litro hasta un litro de combustible cada 100 kilómetros. No es mucho, pero si el viaje es largo, se puede notar. Y no solo es bueno para este ahorro, por pequeño que sea. Lo mejor es la comodidad que aporta no estar con el pie constantemente encima del pedal del acelerador y, como extra, la seguridad que aporta el hecho de no despistarse y en determinados momentos correr más de la cuenta.