Por pequeña que sea la factura, las visitas al taller siempre son dolorosas; a veces más de lo que se espera. Es el caso del propietario de un coche que lo llevó al mecánico porque percibía un ruido metálico: lo que encontró el mecánico le dejó sin palabras.
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Ese ruido metálico, según el propietario, se producía al acelerar y su causa se ha convertido en un vídeo viral que ya supera los dos millones de reproducciones. El mecánico, @chrisbuilt92 en Instagram, no esperaba encontrar en la primera revisión visual que hizo.
Subió el vehículo, un Ford Focus de cuatro puertas, al elevador y fue cuando descubrió que los bajos estaban completamente corroídos. Tanto es así que al mover la placa que protege la parte delantera, se observa que está a punto de desprenderse debido a su estado. Su pregunta es inevitable: “¿Alguna vez has visto un coche tan oxidado?”.
El óxido, enemigo de los coches
¿Por qué se oxidan los vehículos? Varios factores influyen en su aparición, pero el más frecuente es el exceso de humedad causado por la proximidad al mar o la constante presencia de lluvia y nieve. No es el único: la edad del vehículo, el lugar donde lo aparca su propietario, la sal o los golpes también influyen.
La carrocería es la zona más proclive a la aparición del óxido porque está más expuesta a los roces y golpes: con ellos, desaparece la pintura que es la primera barrera de protección y el metal queda expuesto.
Hay partes del chasis con elevada probabilidad de sufrir una oxidación y lo mismo sucede con el sistema de escape, las suspensiones, las uniones del vehículo, los bajos o zonas de difícil acceso como la parte interior de los guardabarros.
El óxido también puede aparecer en el hueco de la batería, en las juntas o en las mangueras por la presencia de ácidos y líquidos. Lo mismo puede ocurrir en el parabrisas o el maletero. Otro componente proclive a la oxidación es el motor.
Cómo evitar el óxido
El óxido sigue apareciendo porque los fabricantes todavía emplean acero para construir sus vehículos: es barato, es resistente y es maleable. Hacen, también, un ejercicio de prevención apostando por materiales resistentes como, por ejemplo, aleaciones de aluminio o plástico. La pintura es otra barrera.
El propietario puede poner de su parte evitando, en la medida de lo posible, aparcar el vehículo en la calle y llevando a cabo una limpieza constante. Y si, finalmente, el óxido hace acto de presencia aún habrá lugar para la esperanza,
Si es un simple roce, se puede sellar. Si es más grave, hay tres fórmulas válidas: aplicar masilla, cambiar la pieza cuando la oxidación está avanzada y soldar el área si es muy grande o si no, se puede cambiar el componente dañado.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.