Los frenos son uno de los sistemas más importantes de un vehículo. Resultan indispensables para la seguridad de la conducción, ya que permiten reducir la velocidad y detener el coche ante cualquier necesidad. De ahí que su funcionamiento debe de ser siempre óptimo, por lo que hay que llevar a cabo un mantenimiento apropiado.
Uno de los grandes problemas de los discos de freno es que están expuestos a la suciedad de la carretera, al aceite o las inclemencias meteorológicas. Estos restos acumulados con el paso del tiempo impiden que las pastillas actúen con normalidad.
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Por eso, un sistema de frenado con desgaste o con un funcionamiento incorrecto aumenta la distancia de detención del vehículo, lo que puede derivar en accidentes.
Cómo limpiar los frenos
Uno de los síntomas que anuncia que hay revisar los frenos es un chirrido a la hora de accionarlos. Un taller profesional puede hacer una inspección completa del sistema de frenado y cambiar los elementos desgastados. El más habitual son las pastillas de freno, que tienen una vida media (dependiendo del uso y el material) de unos 60.000 kilómetros.
Pero muchas veces es suficiente con limpiar los discos de freno, tarea que puede efectuar cualquier usuario gracias a los limpiadores específicos del mercado. No obstante, hay que tener mucho cuidado al emplear estos productos, ya que son altamente inflamables y causan irritación cutánea y mareos, por lo que es recomendable usar guantes protectores y mascarilla.
Estos son los pasos que deben seguirse:
- Buscar un espacio donde el automóvil esté nivelado.
- Aflojar las tuercas (sin sacarlas del todo) de la primera rueda.
- Elevar el coche con un gato.
- Extraer las tuercas y posteriormente la llanta.
- Con una aspiradora o una máquina de soplado, retirar el polvo acumulado en el disco.
- Rociar sobre la superficie el producto específico de limpieza siguiendo las instrucciones del fabricante.
- Si no se ha desmontado la pinza de freno, hay que mover el disco con las manos para extender el limpiador por el área que quedaba oculta tras ella.
- Con un cepillo blando o un paño suave, frotar para ir eliminando los residuos adheridos.
- Finalmente, aclarar con otro paño suave empapado en agua.
- Repetir la operación con el resto de los discos.
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