Litio, níquel, cobalto… son los nuevos protagonistas estratégicos de la automoción. Se trata de metales escasos, pero que han tomado una relevancia crucial en la electrificación: son necesarios para fabricar las baterías.
Y según un estudio de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E por sus siglas en inglés), la cantidad disponible de estos materiales sería suficiente en el mundo para fabricar 14 millones de coches eléctricos en 2023.
Más información
Aunque la pregunta que ahora se plantea es si Europa será capaz de conseguir un suministro suficiente de estos materiales para cumplir con su hoja de ruta en cuanto a la descarbonización del transporte. Por si fuera poco, ya se ha visto en los últimos meses el catastrófico efecto que tiene la falta de suministro de un solo componente. La escasez de microprocesadores ha paralizado fábricas enteras.
Algunos fabricantes como Tesla, Volkswagen o Mercedes ya buscan con celeridad elementos que puedan sustituir a estos metales y permitan fabricar las baterías sin tanta dependencia de los proveedores. Como por ejemplo las de tecnología LFP, que sustituye el cobalto, muy localizado en África y difícil de extraer, por otros elementos más accesibles como hierro, fosfato o manganeso.
Sin embargo y a nivel global, los datos publicados por T&E aseguran que la disponibilidad actual de recursos permitiría abordar el próximo año la producción en masa (14 millones) de vehículos eléctricos puros. Una categoría de vehículos que todavía no supondría más del 20% del mercado, teniendo en cuenta que las ventas mundiales de 2021 rozaron los 80 millones de unidades.
La solución está en el reciclado
Esta afirmación con carácter global por parte del organismo independiente europeo se matiza en el estudio con el interrogante de si la UE será capaz de acceder a una cantidad suficiente de materias primas para cumplir sus objetivos. La fuerte competencia de China y EE UU en los mercados internacionales podría relegar al viejo continente a una posición de retaguardia en la carrera por la electrificación.
El informe aporta otro dato importante que podría traer la solución al problema. El reciclado de baterías será crucial en años venideros, aunque por el momento resulta todavía insuficiente por la juventud del parque eléctrico. Habrá que esperar para acometerlo a que las primeras baterías lleguen a completar su vida útil.
La propia UE apostaba recientemente por el reciclado como la mejor estrategia para conseguir a largo plazo la deseable autosuficiencia. Y según sus cálculos, el reaprovechamiento de los materiales contenidos en las pilas podría llegar a aportar del 45 al 65% de las necesidades en estos metales básicos de aquí a 2050.
De hecho, el Consejo de Europa acaba de publicar una disposición para promover una legislación que supervise de forma oficial todas las etapas en el ciclo de vida de las baterías. Además de velar para que no contengan substancias potencialmente peligrosas, el proyecto de ley establecerá un ‘pasaporte’ de identificación de cada pila para verificar su procedencia, correcto seguimiento y posterior reciclado.
Y como declaró al respecto Barbara Pompili, ministra de Transición ecológica de Francia, la recogida de pilas usadas y su reciclado “permitirá evitar que sus componentes contaminen el medio ambiente y limitar el desperdicio de materiales valiosos que podrán revalorizarse en el marco de una economía circular.”
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram