La compra de Twitter por parte de Elon Musk ha sido una de las serpientes económicas de los últimos meses. A comienzos de abril de este mismo año, el magnate nacido en Pretoria (Sudáfrica) ponía sobre la mesa 44.000 millones de dólares, 42.334 millones de euros al cambio actual, para hacerse con la empresa tecnológica con sede en San Francisco.
Tras muchos tiras y aflojas y con unas cuantas demandas de por medio, Elon Musk se hacía con el control de la red social hace algo menos de un mes y comenzaban sus problemas. El más llamativo ha sido el del pago de una tarifa mensual de ocho euros para crear una cuenta con la marca de verificación.
La idea de monetizar por las marcas verificadoras no está saliendo todo lo bien que esperaba el nuevo dueño de Twitter. Desde hace unos días, cuentas que imitan a las oficiales de algunas de las corporaciones más grandes del mundo están sembrando el caos y haciendo incluso que pierdan verdaderas fortunas en bolsa.
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Suplantación de cuentas
Los trolls de Twitter (personas que buscan provocar de manera intencionada polémicas y conflictos con la finalidad de divertirse) han conseguido que muchísimos usuarios mordieran el anzuelo de los tuits que lanzaban y creyeran las barbaridades que publicaban haciéndose pasar por grandes compañías o medios de comunicación.
Antes de la llegada de Musk, esas cuentas, a pesar de contar con el logotipo y el aspecto general de la compañía a la que suplantaban, se les podía descubrir por la falta de la marca azul verificadora. En la actualidad, y gracias a que se puede adquirir la marca identificativa pagando, la suplantación de cuentas está teniendo peores consecuencias.
La cuenta verificada de Tesla
El pasado viernes 11 de noviembre, una cuenta verificada bajo el nombre @TeslaReal, comenzó a publicar contenido como si fuera el propio fabricante de automóviles. Rápidamente, se generaron miles de interacciones en solo unas horas. Entre todas las publicaciones, una se llevó la palma.
En ella, el usuario que imitaba el perfil de Tesla escribía: “Vamos a proporcionar 10.000 de nuestros vehículos para apoyar al ejército ucraniano en su lucha”. Y continuaba con una chanza: “Nuestros coches son los dispositivos explosivos más avanzados del mercado. Todo el mundo habla de que Twitter arde en llamas, pero nuestros coches lo hicieron antes de que se convirtiera en algo guay”.
Aunque el perfil contaba con una inscripción en la que se advertía que era una parodia, lo cierto es que creó confusión entre muchos usuarios de la red social. Mucha gente creyó que Elon Musk era capaz de escribir esas afrentas contra la empresa de la que es propietario. La cuenta ya ha sido suspendida.
La guerra contra Tesla
Lo cierto es que el propio Musk y los accionistas de Tesla andan a la gresca. El nuevo presidente ejecutivo de Twitter tuvo que defender ayer en los tribunales su remuneración de 55.0000 millones de dólares en la marca de coches, acusado por un pequeño accionista de enriquecimiento injustificado.
No solo Elon Musk se enfrenta a la demanda. El denunciante, Richard Tornetta, ha incluido también a todo el consejo de administración de la compañía de automóviles eléctricos. A estos los acusa de ceder a las presiones para proporcionarle el alto montante económico por ir cumpliendo los objetivos empresariales a una década vista.
Aunque lo cierto es que hasta ahora los propósitos que se le solicitaban para acceder al dinero los ha ido cumpliendo: mejoras en la capitalización bursátil y la consolidación (11 de 12 puntos) en la faceta productiva.
Tornetta, por otra parte, cree que Musk ha utilizado el aval de esos 55.000 millones para adquirir la red social, lo que considera un fraude.
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