Los radares ya forman parte del equipamiento habitual de las carreteras y ciudades europeas, unos dispositivos que recurren a una tecnología cada vez más avanzada para vigilar el tráfico.
Hasta ahora su función se limitaba a controlar la velocidad de los vehículos que rebasaban los límites legales, bien puntualmente o a lo largo de un tramo determinado de carretera.
Pero ahora parece que van a ampliar su radio de acción, velando por el cumplimiento de otro tipo de obligaciones que los usuarios de las vías deben cumplir.
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Francia a la cabeza
En Francia, y en concreto en los alrededores de la ciudad de Lyon, la gendarmería va a instalar un nuevo tipo de radar térmico que funciona detectando los pasajeros que transporta cada vehículo.
La razón de utilizar esta tecnología es identificar a los conductores que utilizan de forma incorrecta los carriles reservados a los vehículos de alta ocupación.
En Europa, se está apostando cada vez más por el coche compartido y las autoridades lo favorecen mediante estas vías, por donde además de circular los transportes colectivos o taxis, también lo pueden hacer los turismos que transporten dos o más ocupantes, así como los vehículos que dispongan de una etiqueta de Cero emisiones.
Periodo de prueba
Los nuevos radares averiguan mediante el calor desprendido del interior de cada automóvil su tasa de ocupación. Y de esta forma pueden multar de forma selectiva y automática a los conductores que utilicen en solitario el carril Bus-VAO.
El radar térmico se encuentra todavía en fase de experimentación, y los alrededores de Lyon van a ser el terreno donde se pruebe y perfeccione esta nueva tecnología de vigilancia. El sistema se va a implantar en este tipo de vías restringidas durante los próximos meses y las autoridades galas completarán los ensayos a lo largo de este año.
Y si los resultados son satisfactorios, ya será imposible burlar la vigilancia y colarse por los carriles de alta ocupación porque estos radares detectarán al vehículo infractor y, al igual que en los excesos de velocidad, lo denunciarán de forma automática mediante una fotografía de su matrícula.
Un ejemplo que podría extenderse pronto a otras grandes urbes europeas donde el tráfico de vehículos particulares será cada vez más restringido.
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