España duerme poco y mal, y a la Dirección General de Tráfico (DGT) le trae de cabeza el problema. La Sociedad Española de Neurología calcula que casi la mitad de la población adulta sufre un sueño de mala calidad, y un descanso insuficiente causa fatiga, somnolencia e irritabilidad. Y distrae.
Al subir al coche, las personas que malduermen son conductores que después, a veces, se duermen al volante. O que les fallan los reflejos o no ponen la atención suficiente en la carretera, y luego engrosan las cifras de siniestralidad.
Conducir con sueño o bajo los efectos del alcohol cuadruplica las probabilidades de sufrir un accidentes de tráfico. La DGT estima que pueden multiplicarse por 30 cuando concurren ambos factores.
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Se constata en el asfalto: en muchos siniestros, los investigadores no encuentran huellas de frenadas ni restos de un choque con otro vehículo ni un móvil encendido en el habitáculo: solo un coche que ha abandonado la vía con violencia.
Tráfico reveló un dato significativo el pasado julio en la jornada Somnolencia y conducción: la somnolencia estuvo presente en 2022 en el 7% de los siniestros mortales. Un total de 77 personas fallecieron por esta razón.
El sueño al volante mata
Ahora, para alertar de los riesgos del sueño al volante, el organismo lanza una campaña de información que sonará en los medios de comunicación hasta el 13 de noviembre con mensajes cortos y concisos. Por ejemplo: “Las posibilidades de sufrir un siniestro se multiplican por cuatro en caso de dormir entre cuatro y cinco horas”.
Y por 11 cuando se duermen menos de cuatro horas. La consecuencia de la falta de descanso, al día siguiente, es una fuerte somnolencia, un adormecimiento que “altera gravemente la capacidad para conducir”.
Dormir mal se ha convertido en un problema de salud pública cuyas consecuencias llegan a los arcenes. En ningún país en el mundo se consumen tantas benzodiacepinas como en España, dice la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes: un 7,2% confiesa tomar a diario un fármaco que reducen la excitación neuronal, relaja los músculos y sirve de hipnótico.
Este tipo de medicamentos se relaciona con una “disminución de la capacidad de conducción producida por somnolencia”, alerta la DGT.
Una web específica creada para esta campaña, que desenfoca sus letras como se desenfocan los ojos de un automovilista aletargado, también apunta otros datos clave, como que las franjas más peligrosas para conducir van de las tres a las cinco de la madrugada y de las dos a las cuatro de la tarde.
Síntomas de sueño en el conductor
En esas horas y en cualquier otra, el conductor debe descansar unos 20 minutos en cuanto sienta picor de ojos, pérdida de concentración, parpadeo excesivo, alteración de los sentidos o microsueños.
Como hábitos saludables, además, conviene detenerse cada dos horas o 200 kilómetros, no adoptar una postura demasiado relajada en el coche (ni oír una música excesivamente tranquila) y no tomar alcohol ni comidas copiosas antes de conducir.
A espaldas del insomnio y la fatiga, están las cifras: el 30% de la población española sufre algún trastorno del sueño; en la última década, 75 personas han muerto y 250 han resultado heridas graves cada año en siniestros de tráfico a causa del mal descanso.
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