De acuerdo con los partes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, los accidentes con implicación de animales tienen una baja representatividad en España y no llegan al 1%. Sin embargo, la Dirección General de Carreteras (DGC), que gestiona los más de 26.400 kilómetros de la red estatal dependiente del Ministerio de Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, reconoce que este tipo de siniestralidad “ha ido aumentando durante los últimos años”.
Con el objetivo de minimizar el riesgo, el organismo ha apostado por acciones como la construcción de pasos de fauna, el vallado de las márgenes de las autovías y autopistas y, además, el despeje o desbroce de los márgenes de las vías convencionales para ayudar a detectar la posible presencia o irrupción de animales.
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A juicio de la DGC, sin embargo, estas medidas no deben aplicarse en toda la red, sino en aquellas zonas donde se ha comprobado un “paso frecuente de animales” que puede causar “accidentes de circulación con drásticas consecuencias”. Así, a la vista de los datos policiales disponibles y de los informes de los servicios de conservación, el organismo ha identificado los tramos con especial frecuencia de incidentes viales con implicación de animales (TEFIVA).
Lo que el MITMA llama “incidentes viales” incluye atropellos de animales o siniestros con intervención de animales. Y no solo se consideran accidentes con víctimas, sino también aquellos con daños materiales en los que existe constancia de que estuvo implicado un animal de una u otra forma.
Cómo son los tramos TEFIVA
Con estas premisas, Carreteras considera tramos TEFIVA aquellos con una longitud mínima de un kilómetro “en los que en los últimos cinco años se han registrado al menos 10 incidentes relacionados con fauna de cierto tamaño y alguno de ellos haya ocasionado un accidente con víctimas”, dice el ministerio.
Como resultado, se han identificado un total de 150 tramos que comprenden una longitud global de 205,1 kilómetros. No obstante, aquellos muy próximos entre sí están agrupados a efectos de su señalización, por lo que resultan 136 tramos con una longitud algo superior a los 216 kilómetros. De cualquier modo, esto supone, según cálculos del MITMA, el 0,8% de la red estatal. En esa longitud mínima, sin embargo, se concentra el 21% de los siniestros con víctimas con implicación de animales.
Estos tramos están recogidos en la web del ministerio e indicados sobre el asfalto con la señal específica P-24, que advierte del peligro por la presencia de animales sueltos. Una placa complementaria informa de la longitud afectada para que los conductores puedan “tomar las debidas precauciones”, generaliza el ministerio.
Durante las horas nocturnas y el crepúsculo, los focos colocados en los vértices de la P-24 destellan para llamar más la atención, y en aquellos tramos con dos o más kilómetros de distancia se añade señalización intermedia (sin focos) a modo de recordatorio.
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