Son las berlinas clásicas de siempre y llevan años perdiendo ventas ante el empuje de los todoterrenos de sus medidas, que se adaptan mejor a los estilos de vida de las nuevas generaciones de familias europeas. Pero las berlinas medias mantienen su atractivo y, la menor altura de sus carrocerías, aporta un comportamiento más estable y eficaz para quienes disfrutan al volante.
En esta prueba se enfrentan cuatro modelos exclusivos de última generación, los Mercedes Clase C, BMW Serie 3, Infiniti Q50 y Lexus IS 300h, que junto a los Audi A4 y A5 Sportback, más veteranos, son las referencias en su tamaño y categoría. Los tres primeros llevan mecánica turbodiésel y el último es un híbrido de gasolina, pero todos incluyen cambio automático.
Conclusión
Dominio del Mercedes, nueva referencia en comportamiento dinámico: se disfruta mucho al volante y ofrece un diseño atractivo y una calidad de conjunto sobresaliente. Le sigue el BMW, que tiene el motor más brillante, cambio de ocho marchas y prestaciones superiores. Y sale menos caro. El Lexus es el mejor en ciudad y tiene el precio más asequible. Pero hace ruido al acelerar e incluye un cambio mejorable que le penaliza en carretera. Al Infiniti le perjudica el precio, que es el más elevado. Aunque aporta una imagen deportiva con estilo propio, es el más amplio y tiene el mejor maletero.
Se impone el Mercedes Clase C, que acaba de salir y es la nueva referencia a superar. Por fuera refleja el cambio de sintonía de la marca, que está abandonando su imagen conservadora en favor de diseños más vanguardistas. Y se aprecia también por dentro y sobre todo en el comportamiento dinámico, con una estabilidad impecable que se disfruta. Pero su calidad sobresaliente se refleja en los precios, aunque tampoco llegan a ser prohibitivos. La gama incluye de momento dos versiones de gasolina, 180 de 156 CV y 200 de 184 CV (34.950 y 39.850 euros), y el 220 BlueTec turbodiésel de 170 CV de la prueba (39.450).
El BMW Serie 3 se sitúa a continuación y es el más veterano de la prueba, aunque solo lleva dos años a la venta. Como es casi norma en la marca, ofrece el mejor conjunto mecánico, tanto por motor como por cambio, y unas prestaciones algo superiores. Pero, a pesar de la deportividad que distingue a BMW, parece haber cambiado los papeles con Mercedes: la suspensión de serie es la menos enérgica de la prueba. Y tanto la imagen exterior como el diseño interior acusan un continuismo que contrasta con la evolución de sus rivales. El BMW tiene la gama más completa, con cinco versiones de gasolina de 136 a 340 CV (de 30.800 a 58.500 euros) y siete turbodiésel de 114 a 313 CV (de 30.900 a 54.550).
El Lexus IS 300h se queda a solo un punto del 320d. Lleva apenas dos meses en el mercado y es un híbrido de gasolina con apoyo eléctrico que se sitúa como alternativa a los mejores diésel europeos. Rinde 223 CV y es eficiente en ciudad, pero corre menos que sus dos rivales alemanes en carretera, en parte porque pesa más y también por el cambio automático de variador continuo, que patina más al acelerar. Pero tiene un precio competitivo: desde 35.900 euros (sin descuentos), y cuenta con otra versión IS 250 de gasolina y 208 CV (desde 37.800 euros).
El Infiniti Q50 también acaba de salir y empataría en el segundo puesto con el BMW si no le penalizara el precio, que es el más elevado. Aporta una imagen atractiva con estilo propio que le distingue de los demás, es el más amplio por dentro y tiene el mejor maletero. Pero pesa más de lo deseable y no está bien insonorizado. Se vende en dos versiones: el 2.2d de 170 CV de la prueba (desde 34.900 euros) y un 3.5 Hybrid de 365 CV (53.900).
Conducción
Tres turbodiésel -Mercedes 220 BT, BMW 320d e Infiniti Q50 2.2d- frente a un híbrido de gasolina, el Lexus IS 300h. Todos tienen propulsión trasera y cambio automático, los tres primeros de funcionamiento clásico y ocho marchas (BMW) o siete (Infiniti y Mercedes); el Lexus, con variador continuo (CVT) y solo seis. Los cuatro ofrecen una respuesta brillante para viajar.
El BMW tiene el mejor conjunto mecánico y aporta unas prestaciones algo superiores a los demás. Para empezar, es el más ligero, y el motor 2.0d (184 CV) sube hasta 5.000 vueltas, 500 más que los otros diésel. Y responde de forma más instantánea al acelerador. El Mercedes y el Infiniti comparten el motor 2.2 (170 CV) y el cambio 7G-Tronic de la marca alemana. Pero el primero pesa casi 200 kilos menos -aplica más aluminio en la carrocería- y se nota: acelera con más brío y se recupera mejor. El Q50 acusa más su sobrepeso, sobre todo al recuperarse en las marchas largas, y cede también frente al IS 300h.
El Lexus combina un motor 2.5 de gasolina más potente, 181 CV, y otro eléctrico de 143 que no entregan la potencia máxima a la vez y suman 223 CV. Pesa tanto como el Q50, pero a pesar de llevar un cambio más lento (CVT de variador continuo), que tarda más en reaccionar al acelerador, acaba imponiendo su mayor potencia y supera al Infiniti en prestaciones. Además, el IS es el más agradable y relajante en ciudad, porque inicia el movimiento con el motor eléctrico y permite también aparcar y circular en los garajes con las baterías.
El Mercedes ofrece una estabilidad impecable, sobre todo con la suspensión rebajada en altura del acabado Avantgarde (regalo de lanzamiento) y el tren de rodaje deportivo opcional de la unidad de pruebas. Así, impresiona porque obedece al volante con una precisión exquisita, parece circular sobre raíles en las curvas y convierte la conducción en un placer. Reúne deportividad y confort, y aporta una calidad de conducción superior a los demás.
El Infiniti y el Lexus están muy igualados, pero por detrás del Clase C. El primero entra mejor en las curvas, gracias a una dirección muy directa y una electrónica que ayuda mucho. Y ofrece siempre un buen compromiso, ya sea en trazados rápidos o en los muy virados, incluso con los neumáticos de perfil más alto -menos deportivos- de la prueba. El Lexus no gira de forma tan inmediata, pero tiene un equilibrio de suspensiones superior, balancea lo justo y da confianza. Por último, el BMW se queda sorprendentemente por detrás: la suspensión de serie busca el confort y deja que la carrocería balancee más al girar. Y resulta más impreciso en asfaltos deteriorados.
Todos frenan muy bien y no se desequilibran cuando se pisa a fondo en caso de apuro, pero el Q50 muestra una ligera ventaja a pesar de ser más pesado y llevar neumáticos menos eficaces. La calidad de conducción y rodadura es también sobresaliente en los cuatro, aunque con el Mercedes por delante.
Consumos
Ventaja de los diésel, sobre todo en carretera. El Mercedes y el BWM han gastado menos en la prueba: apenas pasan de seis litros en conducción suave y suben a ocho en ciudad y apurando las marchas.
El Infiniti acusa el peso y gasta siete litros a ritmos suaves y nueve exprimiendo la mecánica y en tráfico urbano. Y el Lexus es más sensible al ritmo. A punta de gas no llega a ocho litros, pero se acerca a 10 apurando las marchas. En cambio, en ciudad puede gastar seis si se cuida la conducción.
Las emisiones de CO2 son bajas, aunque domina el Lexus, 103 g/km, que también emite menos óxidos de nitrógeno y partículas que los diésel. El Mercedes sube a 109 g/km; el BMW, a 117, y el Infiniti, a 124.
Vida a bordo
Los cuatro ofrecen una calidad sobresaliente en berlinas de su tamaño, pero con sus matices. Las plazas delanteras son amplias y cómodas e incluyen unas butacas que sujetan muy bien. Pero la regulación eléctrica es opcional, salvo en el Mercedes, y el BMW hace sentirse algo encajonado: tiene un túnel del cambio más voluminoso.
El Infiniti aprovecha su mayor longitud y es más amplio atrás, tanto en anchura como en espacio para las piernas. El Lexus es el más estrecho, y el Mercedes, el más justo en la zona de las rodillas. En teoría, todos tienen cinco plazas, pero en la práctica están configurados para cuatro personas y a lo sumo un niño en el centro, salvo en caso de apuro. En especial el Lexus: el respaldo y la banqueta de la plaza central son muy duros y se toca en el techo. Además, en todos molesta en los pies el túnel de transmisión, y en el IS 300h se roza en los laterales del techo. Así, el Q50 es el mejor para llevar dos pasajeros atrás, y el Clase C y el 320d, para alojar un tercero: la plaza central es menos dura.
Los maleteros son grandes y muy parecidos. El mejor es el Infiniti, 500 litros, seguido del BMW con 480, que incluye un práctico doble fondo, y los dos presentan formas más aprovechables. Todos permiten abatir los respaldos para ampliarlo, pero en el Infiniti y el Lexus es de serie, y en los otros, opcional. El Mercedes tiene mejores huecos: bolsas más grandes en las puertas, la zona del freno de mano mejor aprovechada con repisas, posavasos…
El Clase C es el más moderno por dentro y el mejor acabado, con ajustes más precisos en las piezas y materiales elegantes y refinados. Incluye un salpicadero atractivo, aunque con una pantalla tipo iPad, que incomprensiblemente no es táctil, y un doble mando que hace de ratón y que, al igual que los menús, presenta un funcionamiento poco intuitivo y complicado. El BMW peca de continuista: mantiene el diseño de siempre, con todo en el mismo sitio, y luce menos. Los materiales y ajustes son buenos, pero la pantalla tampoco es táctil. Los japoneses están más logrados, sobre todo el Infiniti, que incluye dos pantallas táctiles, una para el navegador y otra para el resto. Además, están bien integradas y ayudan a crear un ambiente vanguardista en el que solo desentona el cable del retrovisor interior, que está a la vista. El Lexus tiene un salpicadero original, aunque con menos clase, materiales de calidad inferior y detalles mejorables: tapicerías con cremallera… Pero aporta innovaciones como la instrumentación virtual, que varía con cada modo de conducción.
El Lexus es el más silencioso en ciudad, pero en carretera chilla si se acelera a fondo: el cambio patina y el motor sube mucho de vueltas en las subidas y al adelantar. El BMW está bien aislado y en el Mercedes y el Infiniti el motor se oye más de la cuenta, sobre todo en el Q50, que está peor insonorizado. Por último, las suspensiones son cómodas y filtran bien en todos. El BMW es el más blando y balancea más; el Clase C acusa algo más los baches con la suspensión rebajada, y el Lexus y el Infiniti están en un punto medio.
Precios y equipamiento
El Lexus es el menos caro, 34.950 euros (tiene 4.000 de descuento este mes). Le sigue el BMW, 35.800; el Mercedes sube a 39.450, y el Infiniti, a 41.465 (no tienen promoción).
El equipo de serie es correcto en todos. Incluyen climatizador, ordenador de viaje, radio-CD, sensor de faros, control de velocidad (salvo el Mercedes) y todo lo habitual. El Lexus y el Infiniti suman llantas de aleación de 17 pulgadas y tres años de garantía, uno más. El IS 300h añade pantalla táctil, faros bixenón y sensor de lluvia, y el Q50 trae navegador y dos pantallas táctiles.
El Serie 3 y el Clase C compensan sus carencias con paquetes de regalo que incluyen sensores de lluvia y aparcamiento (delante y atrás) y llantas de 17 pulgadas. El del BMW suma faros bixenón y control de velocidad, pero el Mercedes es el más completo: asientos delanteros eléctricos, navegador y paquete Avantgarde (estética deportiva), aunque sin control de velocidad.
El Lexus viene mejor equipado de serie en seguridad: ocho airbags (de rodilla para conductor y copiloto), ABS, control de estabilidad y sensor de presión de ruedas. Los demás incluyen lo mismo, pero sin airbags de rodilla, salvo el Mercedes, que viene con el del conductor. El Clase C ofrece un comportamiento muy seguro, aunque similar al del Infiniti y el Lexus. El BMW es más nervioso.
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