Radares en cascada: la supuesta estrategia de la DGT para poner más multas solo es un bulo

Las informaciones sobre dispositivos antifrenazos se repite desde hace años, pero Tráfico no utiliza este sistema.

radares electricidad
Radares fijos de velocidad. | Getty Images

El truco es fácil y casi siempre infalible: colocar un radar móvil unos metros más allá de un dispositivo fijo para detectar a los conductores que frenan unas decenas de metros antes de llegar al cinemómetro (anunciado en la propia carretera y en los navegadores) y retoman después su exceso de velocidad. Con esta trampa, la Dirección General de Tráfico (DGT) capta con facilidad a los automovilistas y eleva el número de multas. 

El truco es falso, sostiene Tráfico. A este método lo han llamado radares en cascada, radares metralleta o dispositivos antifrenazos o incluso cazafrenazos, en titulares como Radares en cascada, ‘antifrenazo’, de tramo y con drones: así funcionan los nuevos radares que la DGT instalará en 2022 o La DGT estrena un nuevo sistema para detectar frenadas bruscas ante los radares: así funciona el método ‘caza frenazos’, aparecidos hace años, hace meses y esta misma semana. El bulo reaparece de vez en cuando.

“No tenemos ningún radar que haga eso”, desmiente un portavoz de la DGT, cuyo protocolo de vigilancia de los excesos de velocidad no ha cambiado. Tráfico usa cinemómetros fijos (cuya ubicación se puede consultar en su web), dispositivos móviles (colocados siempre en las mismas zonas, también reflejadas en el mismo documento), radares de tramo y los cinemómetros Pegasus de su flota de helicópteros, pero no combina ninguno de ellos para vigilar en cascada.

Un experimento de la Policía Foral

Este método se asocia a la DGT desde hace al menos cinco años, pero en realidad fue la Policía Foral de Navarra la que bautizó así una prueba experimental durante la Semana Santa de 2019. El cuerpo autonómico colocó dos dispositivos móviles en un tramo de la autopista AP-15, el primero de ellos bien visible (con un coche patrulla a su lado) y otro camuflado unos cientos de metros más allá, pues ninguna norma obliga a anunciar en la carretera la presencia de cinemómetros móviles. 

La operación iba dirigida a “los conductores que una vez que no se sienten vigilados vuelven a acelerar”, explicó a Euskal Telebista Jesús Yanguas, uno de los agentes forales que participó en la prueba, y unos cuantos cayeron en la trampa del segundo radar, por el que pasaron a velocidades de hasta 199 km/h. 

Tráfico no prevé aplicar este método. Dentro de su plan para vigilar los excesos de velocidad, la DGT quiere instalar 122 nuevos radares fijos y de tramo antes de que acabe 2025. La reducción de la velocidad en la carretera (y el uso de cinemómetros para lograrlo) se basa en diversos estudios científicos. Uno de los más citados es el modelo potencial, propuesto en 2004 por el experto en seguridad vial sueco Göran Nilsson y muy aceptado académicamente: un aumento del 1% en la velocidad eleva un 2% la frecuencia de accidentes con víctimas, un 3% los percances graves y un 4% los mortales.

Sanciones por correr de más

Las multas por superar la velocidad máxima permitida van de 100 a 600 euros (sin tener en cuenta la rebaja del 50% por pronto pago) y acarrean una pérdida de hasta seis puntos del carnet de conducir, en función de la velocidad detectada y el límite de la vía.

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