El motor es el corazón del coche y, como tal, necesita cuidados específicos para funcionar correctamente durante muchos años. Aunque todos los componentes del vehículo requieren atención, el propulsor es especialmente sensible a ciertos hábitos de conducción.
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Uno de los momentos más delicados para un motor térmico es el arranque en frío. En ese instante, necesita alcanzar su temperatura ideal para operar con eficiencia y sin desgaste prematuro.
Durante los primeros minutos, el aceite aún está espeso y no lubrica con la misma eficacia. Por eso, es aconsejable evitar acelerones o esfuerzos innecesarios hasta que el motor haya alcanzado una temperatura adecuada. Pero, ¿qué pasa al terminar un viaje largo con el motor ya caliente?

¿Esperar antes de apagar el motor?
Si hay que ser cuidadoso al encender el motor, al apagarlo también es importante seguir ciertas precauciones, especialmente si el coche cuenta con un motor turbo, ya sea diésel o gasolina.
El turbo es un componente clave que aumenta la eficiencia del motor al comprimir el aire que entra en los cilindros. Sin embargo, es también una de las piezas que más temperatura alcanza durante su funcionamiento.
Si el motor se apaga de inmediato después de un viaje largo o de haber exigido mucho al coche, la lubricación del turbo se interrumpe bruscamente, lo que puede provocar un desgaste prematuro en los rodamientos y otros elementos internos.

¿Cuánto tiempo hay que esperar?
Para evitar averías y asegurar una mayor vida útil del turbo, lo ideal es dejar el motor en ralentí entre uno y tres minutos antes de apagarlo. Este tiempo permite que la temperatura baje gradualmente y que el aceite siga circulando hasta que el sistema se estabilice.
Este sencillo hábito es especialmente recomendable después de viajes largos, al detenerse en una gasolinera a mitad de trayecto o incluso tras recorridos urbanos si el motor ha alcanzado temperaturas elevadas. De esta manera, se previenen problemas como la contaminación del combustible con aceite o un desgaste prematuro del sistema.
En definitiva, esperar un par de minutos antes de apagar el motor puede marcar la diferencia entre un coche bien cuidado y uno propenso a averías costosas. Un gesto simple que puede ahorrar al usuario más de un dolor de cabeza en el futuro.
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