La tecnología dirige al mundo de la automoción hacia un punto en el que la acción humana es cada vez más prescindible en el interior de un automóvil. Así, cada día aparece una tecnología que nos acerca a la conducción autónoma, siempre encaminada en aumentar la seguridad de un vehículo y eliminar cualquier riesgo de accidente.
Sin embargo, tanta electrónica y la búsqueda de la mayor eficiencia energética de los motores limita el disfrute de la conducción, o al menos es lo que creen los aficionados al mundo del motor. Por suerte, siguen existiendo vehículos que permiten pasarlo bien en una carretera sinuosa, eso sí, cumpliendo siempre la normativa de tráfico.
1. Ford Focus RS
La marca del óvalo no designa RS a cualquier vehículo. Este Focus se posiciona como la versión más radical del compacto. Cuenta con tracción total, una capacidad de aceleración de infarto (4,7 en el 0 a 100 km/h), asientos originarios del mundo de la competición y varios modos de conducción que limitan la entrega de la electrónica, uno de ellos (drift mode) diseñado directamente para derrapar…
Cuando se cambia de marcha se escucha un pequeño golpe seco que se suma al ruido del motor que retumba en el interior. Es uno de esos coches en los que gusta ir con el equipo de música apagado, aunque por su potencial, no es apto para todas las manos, al menos para quienes intenten llevarlo en la zona roja de su cuentarrevoluciones.
2. Alfa Romeo Stelvio
Cuando a un vehículo se le denomina igual que a una mítica carretera de los Alpes suizos es por algo. Acaba de llegar al mercado y ya dispone de versiones que llegan hasta los 510 CV y una tracción total Q4 que la firma italiana llama inteligente.
Su interior es el de un cómodo todocamino aunque con detalles deportivos para resaltar su espíritu de competición. Por fuera es un coche de una impresionante factura con las dimensiones propias de un SUV de tamaño compacto. Pero bajo su capó se esconde el alma de un deportivo que no tarda en mostrar de cuanto es capaz. Solo hay que ponerlo en una carretera sinuosa para descubrir que, pese a su perfil campero, lo suyo es enlazar curvas.
3. MINI One John Cooper Works
Es la versión más deportiva del pequeño de Mini. Guarda 231 CV en su motor. Su diseño y sonido exaltan su deportividad, y gracias a sus pequeñas dimensiones, aunque este Mini ya supera los 3,8 metros, gira con una asombrosa agilidad en las curvas, incluso en las más cerradas con una gran capacidad de aceleración.
Además, sigue enamorando al público con ese aire retro que aún mantiene, aunque lo esté perdiendo con el paso de las generaciones y los retoques de su diseño. Eso sí, como buen urbanita, es capaz de dejar a un lado ese halo que desprende de modelo de competición cuando se usa en el día a día, para convertirse en un vehículo suave y tranquilo cuando llega el momento de ir al trabajo, de ir a hacer la compra, o de recoger a los pequeños en el colegio.
4. Volkswagen Scirocco GTS
En un deportivo como los de antaño, un deportivo como tal sin ser la derivación de ningún otro modelo de la marca. No es un Golf, pues este tiene sus versiones deportivas, es un Scirocco (aunque para ser justos, hay que admitir que este deportivo dispone de un motor gasolina 1.4 TSI y 125 CV como inicio de su oferta mecánica). Así, puestos a elegir, nos quedamos con el acabado GTS que equipa un propulsor 2.0 TSI de 220 CV.
Eso sí, el disfrute está reservado para los dos que se sienten delante, pues las plazas traseras están muy limitadas en espacio, y el maletero resulta pequeño al compararlo con otro compacto. Pero este no es un compacto cualquiera, es un deportivo que busca seguir la senda de los GTI de antes.
5. Subaru WRX STi
Modelo emblemático donde los haya. Es un coche de competición vestido de calle, o un coche de calle que solo necesita las barras antivuelco para lanzarse a un tramo. Entrega su potencia desde muy bajas revoluciones y hay que tener mucho cuidado con el embrague y el acelerador, pues el coche se abalanza con solo acelerar un poco, por lo que resulta necesario un tiempo de aclimatación del conductor a la montura.
Y, pese a lo que pueda parecer, se mantiene pegado a la carretera, pues resulta muy difícil hacerlo derrapar: la electrónica actúa como debe y siempre impedirá que el coche se vaya, por muy pasado que llegues a una curva. Además, ahora la marca te deja elegir si quieres o no el alerón trasero, muy atractivo para los apasionados del motor aunque resulta demasiado llamativo al estacionarlo en el aparcamiento del trabajo.
6. Audi RS6 Avant
¿Quién dijo que un familiar no puede ser divertido? Hay varias opciones en el mercado, con potencias de varios cientos de caballos y tracción total, pero la cúspide de esta oferta es, sin duda, el Audi RS6 y sus 560 CV de acceso a la gama, aunque se comercializa una versión con 605 CV, una potencia que se transmite a las cuatro ruedas y que combina a la perfección con sus 565 litros de maletero. El problema aquí es su precio, que lo aleja de cualquier familia media, pues parte de 132.000 euros.
7. Range Rover Evoque Cabrio
Sí, nos decantamos por un todocamino, por la comodidad y amplitud que este tipo de vehículos conlleva, pero en su versión descapotable, que conduciríamos en modo descubierto para disfrutar así de la belleza del paisaje por el que se transita sin que se anteponga ningún cristal ni arco de seguridad a nuestras vistas.
Y es que para pasar un buen rato no es necesario solo correr y contar con una buena aceleración, aunque este Range Rover ofrece potencias que varían entre los 150 CV y los 240 CV por si acaso se requirieran, sino que también hay que poder disfrutar del paraje por el que pasamos.
8. SEAT León ST Cupra
Es la versión más radical del nuevo compacto de Seat y en su versión familiar. El nuevo León ST Cupra sabe conjugar a la perfección potencia, 300 CV le avalan, y espacio de carga en el maletero, 587 litros de permiten transportar todo cuando pueda necesitar una familia media con niños. Y es que, aunque hay que extremar las precauciones y evitar enseñar comportamientos incorrectos a los más pequeños, si uno es aficionado a conducir, qué mejor manera de hacerlo que en familia.
9. Jeep Gran Cherokee SRT
Este todocamino es el contagio por la deportividad que han tenido los modelos estadounidenses tras la alianza de Chrysler con el Grupo Fiat. Está impulsado por un motor V8 de solo 468 CV, lo que le permite una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 5 segundos, y dispone de un par de 624 Nm a los 4.100 rpm, o lo que es lo mismo, unas prestaciones similares a las de un excelente deportivo, y eso que estamos hablando de un SUV.
Es amplio, cómodo y monta unas ruedas anchas que agarran bien en curva por si uno se anima a hacer alguna curva un poco más rápido de la cuenta, ¿qué más se puede pedir? Que sea un poco más económico pues su precio de partida supera los 100.000 euros, extras aparte.
10. Citroën e-Mehari
Es una de las creaciones más extrañas que han llegado al mercado en los últimos años. Se trata del fruto de la alianza entre el Grupo PSA y la francesa Courrèges que ha dado como resultado un eléctrico que pretende homenajear al mítico Mehari, muy a pesar de los aficionados al vehículo histórico.
Es un coche con un gran número de limitaciones para disponer de él en la vida diaria, sin embargo es muy divertido de conducir pues permite alcanzar los 100 km/h relativamente rápido y, una vez está desprovisto de las lonas y correajes que tapan su habitáculo, se convierte en un alegre descapotable con el que combinar conducción y paisaje. Eso sí, la autonomía es limitada, apenas 200 km en ciclo europeo, y mucho menor si cambiamos de ritmo varias veces.
VEHÍCULOS DEL PASADO
Renault 5 Turbo
El legendario “culo gordo” es un coche con un encanto especial. Es un vehículo derivado no solo del Renault 5 de la primera generación, pues es una mezcla de éste con la versión de rallies que se codeaba con los míticos Grupo B, que muchos designan como la mejor época de la especialidad.
Es un coche con tracción trasera, con una zaga mucho más ancha que la delantera y siempre se muestra dispuesto a soltar todo su potencial al más mínimo acelerón sin limitaciones electrónicas. Su motor era un gasolina de 1,4 litros y 160 CV, para un peso total de solo 970 kg, un conjunto muy ágil aunque sobre el papel pueda parecer algo limitado de prestaciones.
Mini
No es el más rápido de la lista, pero seguramente sea el que más encanto tenga. Y, para sorpresa de muchos, este pequeño pero matón tiene un excelente historial en competición, pues fue tres veces campeón del Rally de Montecarlo (1964, 1965 y 1967), gracias a su escaso peso y su gran manejabilidad.
Además, qué mejor manera de disfrutar de un trayecto en carretera que con uno de los coches más populares de la historia. Puestos a elegir, nos quedamos con el acabado Cooper de 1965, la versión de calle de aquél que se impuso en las carreteras de Mónaco, y que contaba con un motor de 970 cm3 y 65 CV.
Ford Sierra Cosworth
Coche con pedigrí. Fue el primer automóvil que surgió de la alianza entre Ford, segundo fabricante mundial mediada la década de los años 80, y Cosworth, que acumulaba éxitos en la Fórmula 1 y diversas disciplinas automovilísticas. El Sierra Cosworth además inauguraba la era de los grandes alerones, que se mantuvo durante más de una década en la familia del óvalo, y que más allá del gusto del creado, tenían una gran importancia para mantener al vehículo sobre el suelo. Su motor de dos litros ofrecía 204 CV que se transmitían fácilmente a su tracción trasera.
SEAT 1430/1800 Ddauto
Un modelo muy admirado en la década de los setenta, y seguramente uno de los más olvidados de la historia de la automoción española, no así como el Bocanegra o el 850 Sport Coupé con mayor presencia en la memoria colectiva. A esto ha ayudado que apenas queden unidades hoy día, en torno a una cincuentena de los originales.
Se trata de una versión del SEAT 1430 al que se le potenció el motor hasta los 135 CV y se le dio este aspecto más fiero gracias a un carrocero con el que trabajaba habitualmente SEAT. Su principal rival lo tuvo en casa pues apenas unos años después llegaba el 1430 FU 11, también llamado Réplica, y que entregaba 10 CV más, aunque su aspecto era más discreto.
Citroën 2 CV
Es el coche con el que más se va a disfrutar del paisaje, pues es con el que más despacio se va a avanzar en la carretera. Si lo traemos a la lista es por una razón, lo divertido de conducir que resulta gracias a una suspensión excesivamente blanda pero, que sin embargo, hace que el vehículo sea imposible de volcar, incluso llevando a su mecánica por encima de sus límites.
Es la mejor unidad si uno quiere disfrutar de la conducción tradicional: sin ayudas electrónicas, ni aire acondicionado, ni asientos cómodos y un largo etcétera de ausencias de equipamiento básico que lleva a este singular vehículo a las antípodas de lo que hoy se encuentra en un concesionario. Pero, precisamente por eso, este coche debe pertenecer a esta lista por tratarse de un automóvil que popularizó la automoción y que movilizó a familias enteras por todo el mundo hasta hace bien poco.
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