Cuando Nissan lanzó el Juke, pronto se dividieron las opiniones entre sus más firmes defensores y los que creían que tenía un diseño demasiado peculiar y raro. Lo cierto es que se convirtió en un éxito de ventas casi inmediato, tanto que la marca ha tardado casi una década en lanzar su segunda generación. En realidad, era un asunto peliagudo por la necesidad de mantener la personalidad del Nissan Juke y a la vez presentar cambios reseñables.
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Y puede decirse que el fabricante japonés ha encontrado el equilibrio entre ambos aspectos. El nuevo Nissan Juke se mantiene reconocible, pero a la vez estrena una imagen más madura y, sobre todo, más estilizada y atlética.
En el frontal, el escudo de la parrilla da lugar a los finos grupos ópticos, secundados por unos faros redondos situados justo debajo. Una gran entrada de aire domina el paragolpes, se ha optado por un techo en tono de contraste (la carrocería puede elegirse en 15 colores) y en la zaga los pilotos lucen una forma de ‘U’ en disposición horizontal. Los pasos de rueda, sin embargo, parecen sacados de su predecesor.
Mide 4.210 milímetros de largo, 1.800 milímetros de ancho y 1.595 milímetros de alto, pero es 23 kilos más ligero que el modelo previo. En el habitáculo estas nuevas dimensiones se traducen en un mayor espacio en todas sus cotas, así como en un maletero un 20% mayor que ahora cubica 422 litros.
El interior es bastante colorido y desenfadado, con el salpicadero y los paneles de las puertas a juego con la tapicería de los asientos, volante de tres radios achatado en su parte inferior, cuadro de instrumentos analógico con pantalla en la zona central y una consola flotante.
En principio solo se comercializará con un motor gasolina 1.0 DIG-T de 117 CV que puede combinarse tanto con un cambio manual de seis velocidades como con uno automático de doble embrague y siete relaciones.
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