No es extraño que en una conversación entre padre e hijo hablen sobre que el coche con el que empezaron a conducir tenga el mismo nombre, o escuchar a alguien que echa de menos aquel vehículo que tuvo treinta años atrás, pero que sin embargo es un modelo que a día de hoy se encuentra en los concesionarios. Hay marcas que han mantenido la denominación de sus coches durante varias décadas con evoluciones mediante las que se puede observar cómo han variado las tendencias en diseños, estándares de calidad, seguridad y detalles. En la siguiente lista repasamos cómo han cambiado algunos coches que, en realidad, siguen siendo el mismo.
FIAT 500
La historia de este vehículo es singular puesto que tras un gran éxito en Italia y Sudamérica, la firma italiana decidió abandonar esta denominación en pos de otros nombres, hasta que llegado un momento en el que las tendencias vintage convertían en éxito todo lo que tocaban, el Grupo Fiat decidió recuperarla y volver a comercializarlo. Sin embargo, el modelo actual no tiene nada que ver con el original, ni tan siquiera con el que tuvo éxito realmente, que no fue el primer Fiat 500, culpable de la movilización en Italia.
El Fiat 500 surgió de la petición que hizo el mismo Mussolini a Giovanni Agneli, máximo mandatario de Fiat en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial. Cumplido el encargo, el coche se lanzó al mercado en 1936 apenas tres años antes de la Gran Guerra y se le conocía cariñosamente como Topolino. Su comercialización duró más de una década pero el contexto histórico le impidió tener el éxito esperado.
Hubo que esperar a la segunda generación para verlo triunfar, y eso que cuando esta llegó ya existía el Fiat 600. Este segundo Fiat 500 llegó en 1957 y consiguió vender 3.893.294 unidades hasta el final de su vida en 1975, aunque en los últimos años solo se comercializaba en algunos países de Sudamérica.
Medía 2,97 metros de largo y tenía dos asientos, aunque después llegaría una segunda fila para albergar a cuatro personas. Por su parte, el motor era un bicilíndrico de 500 cm3.
El actual modelo llegó al mercado en 2007 y se basó en esta segunda generación. Aunque su interior también es comedido en espacio para los pasajeros, no tiene nada que ver, pues creció hasta los 3,5 metros. Cambió la ubicación del motor de la parte trasera a la delantera y se convirtió en un icono del mundo chic, un vehículo para gente joven, urbanita y amante de la moda. Visto el éxito que volvió a tener este 500, desde Fiat aprovecharon el tirón del nombre y del diseño para agrandarlo en todas las direcciones y hacer un perfil todocamino (500x), monovolumen (500L) e incluso deportivo (Abarth 500).
VOLKSWAGEN GOLF
A principios de los años sesenta la marca alemana entendió que había llegado el momento de jubilar al mítico Beetle, más conocido como Escarabajo. Contaba con un gran éxito y se fabricaba en varios países, pero era el momento de dar el salto de calidad, equipamiento y mecánica para comenzar una nueva era. El reto era difícil y las comparaciones no tardarían en llegar. El primer Golf salió de la fábrica de Wolfsburgo el 29 de marzo de 1974, por lo que el nombre tiene ya más de 40 años, y desde entonces se han sucedido siete generaciones. Se vendía con varias motorizaciones y un alto nivel de calidad accesible para la población, de ahí que solo necesitara algo más de dos años para llegar al millón de coches fabricados. Su éxito era imparable, y más lo iba a ser cuando comenzaron a aparecer versiones que terminarían siendo muy demandadas como la descapotable o el GTI, un deportivo apto para todos los públicos que comenzó una saga y obligó a la competencia a imitarlo.
El primero de los Golf medía solo 3,70 metros o, lo que es lo mismo, 27 centímetros menos que el actual Polo, modelo que hoy día se sitúa en un segmento inferior al compacto de Volkswagen. Con el paso de las generaciones ha ido alargándose hasta llegar a los 4,25 metros. Otro de los cambios significativos está en el peso, pues el original pesaba 750 kilos y según el acabado y motorización conseguía una velocidad máxima de 150 km/h. Hoy no tiene problemas para acercarse a los 200 km/h y sobre la báscula supera ampliamente la tonelada.
FORD FIESTA
Tenemos ante nosotros un modelo de vital importancia para Ford en Europa y para nuestro país. En la década de los 60 llegó un momento en el que la marca americana buscaba lanzar un coche de bajo coste en el viejo continente para situarlo por debajo del Ford Cortina. Desde Estados Unidos sabían que debían impulsar sus ventas a este lado del Atlántico y que por estos lares se apreciaba mucho el bajo consumo.
Para producirlo se buscó una nueva ubicación en la que edificar una planta y se decidieron por España, lo que suponía a Ford volver a construir en nuestro país tras las fábricas que tuvieron en Cádiz y Barcelona en el primer tercio del siglo XX. El emplazamiento elegido fue Valencia, pese a que las autoridades del régimen insistían en el sur de Andalucía. El coche se lanzó en 1976, por lo que este año cumplen 40 años tanto el modelo como la fábrica levantina, y desde entonces ha crecido a lo largo de seis generaciones.
El compacto ha cambiado y evolucionado de forma evidente dejando a un lado las formas angulosas para pasar a las actuales más redondeadas y aerodinámicas. Sin embargo, siempre ha sido un coche pensado para que pueda ser adquirido por la mayor parte de la población, con excelentes niveles de equipamiento y seguridad. Y, como sucede en estos casos, el coche ha crecido en todos los sentidos. Cuando el Fiesta nació medía 3,71 metros de largo y pesaba 755 kilos, hoy llega a los 3,96 metros y pesa 1.045 kg.
MINI
Visto el impulso que el régimen alemán había dado al Volkswagen Beetle y el italiano al Fiat 500 con la intención de motorizar a la población, el gobierno británico quiso hacer lo mismo con la clase trabajadora de su país. La apuesta fue alta y para conseguirlo fusionó dos de los fabricantes de coches de mayor éxito del país: Austin y Morris, con lo que se fundó la BMC. Tardaron unos cuatro años en presentar el primer prototipo y otros tres en definir cómo sería su imagen final antes de su lanzamiento en 1959. Sin embargo, sus primeras ventas no fueron tan positivas como se esperaban, ya que los trabajadores británicos no estaban aún en disposición de tener un automóvil propio, o eso pensaban.
Si el proyecto se salvó fue debido a que las clases altas se fijaron en él y comenzaron a adquirirlo como segundo coche, dejando el grande y ostentoso para los viajes y los actos públicos a los que tuvieran que acudir. No era su público objetivo pero sirvió para dar salida a las primeras unidades fabricadas. Y por efecto imitación, los trabajadores comenzaron a adquirirlo convirtiéndolo en todo un éxito. Apenas tardaron un par de años en darse cuenta de que sí necesitaban un coche puesto que el Mini (también llamado Austin 7, Austin Se7en, Mini Morris…) solo tardó cinco años en vender el primer millón de unidades.
Fuera de Gran Bretaña se dio a conocer cuando la marca se asoció con John Cooper, un preparador de coches de carreras con experiencia en Fórmula 1 que entendió las posibilidades que ofrecía este coche. Preparó versiones parar competir en circuitos y rallys obteniendo varias victorias, entre ellas las más destacadas las cosechadas en el rally de Montecarlo.
Cuando se diseñó la imposición era la de producir un coche de menos de tres metros, aunque al final se pasó en 5 centímetros (3,05 metros), con motor en la parte delantera, espacio para cuatro personas y con un pequeño maletero detrás. Pero de aquel ha quedado poco. Se comercializó con una imagen casi sin variar durante cuatro décadas hasta que BMW se hizo con la marca y decidió crear un coche moderno partiendo de cero con un aire que recordara a aquel icono de la automoción británica. La nueva versión se lanzó en 2001 y su tamaño aumentó hasta llegar a los 3,62 metros (ahora, en la segunda evolución de esta regeneración ya va por los 3,82 metros).
PORSCHE 911
Tenemos de nuevo un modelo que surgió para sustituir a uno anterior que había logrado un gran éxito y en este caso, con el paso del tiempo, no solo lo consiguió, sino que lo hizo olvidar. Porsche surgió como marca una vez finalizó la Segunda Guerra Mundial y Ferdinand Porsche se estableció por su cuenta tras haber dado servicio a las principales marcas alemanas (como por ejemplo habiendo creado el Volkswagen Beetle original).
En su nueva empresa se fijó como meta construir coches deportivos relativamente accesibles. Así, su primera creación fue el 356 que se vendió con notable éxito de 1948 a 1965. Fue aquí cuando llegó el momento de relevarlo por una nueva creación: el 911, que se presentó en el Salón de Frankfurt de 1963.
Nació como un deportivo de cuatro plazas y con el paso de las ocho generaciones, los asientos traseros se han ido convirtiendo en testimoniales pues apenas queda espacio para poner las piernas e incluso hay que encoger la cabeza. El perfil del vehículo se mantiene aunque no sus ópticas, pues si bien sobresalían por encima del capó en el modelo original, llegó un momento en el que se fueron escamoteando hasta integrarse en la parrilla. Sus dimensiones también han cambiado, pasando de 4,16 a 4,45 metros y su nombre, pese a mantenerse invariable como nueveonce, en cada una de las generaciones se ha conocido entre los aficionados con otros números (930, 964, 996, 997, 991…). Lo que no ha variado ha sido la ubicación del motor: detrás para una excelente tracción trasera.
BMW SERIE 3
La firma alemana denomina a sus berlinas con un número de tres cifras que comienzan por un ‘3’ mientras que el resto de dígitos varían según la motorización que monten. Todos juntos forman la Serie 3 y cuando esta nomenclatura apareció corría el año 1975. El objetivo de su lanzamiento era demostrar a los futuros compradores el salto de tecnología y calidad que se producía respecto a su antecesor (BMW 2002) en este segmento.
La primera generación no tuvo el mismo carisma que el modelo al que sustituía. Lo consiguió con el paso del tiempo y, sobre todo, con la llegada de la segunda evolución y acabados como el cabrio y el deportivo, que en este caso se designó con una ‘M’ delante del número de la serie: M3. Contaba con varias soluciones técnicas que se extendieron con el tiempo a otras marcas y modelos, lo mismo que sus sistemas de seguridad. Va por la sexta generación y desde el principio la configuración mecánica es la misma: motor delante y propulsión trasera, con la salvedad de que en algunas versiones tiene tracción a las cuatro ruedas.
Y como es habitual, el paso del tiempo también le ha llevado a alargar su figura, pasando de los 4,35 metros que medía en su primera versión a los 4,63 que registra ahora. Lo que no ha variado es su concepto de coche familiar con una imagen deportiva y desenfada.
MAZDA MX-5
Un coche que ha llevado a rajatabla aquello de “si una cosa funciona para qué cambiarla”. Nació en el año 1989 para cubrir un hueco que había en el mercado y que estaba quedando desierto: el de los pequeños deportivos biplazas y descapotables. Ni siquiera en Mazda tenían muchas esperanzas en el nuevo modelo, pero el éxito fue arrollador, especialmente en Estados Unidos, y ya va por su cuarta generación.
Su perfil apenas ha variado. Uno de los conceptos que más se ha repetido durante sus evoluciones ha sido el de que el coche debía reconocerse a 100 metros de distancia para que el interesado, según se fuera acercando, descubriera los cambios que tenía respecto a su predecesor. El principal rasgo que ha perdido con el paso de los años ha sido el de los faros retráctiles que, aún estando muy de moda entre los deportivos de los años 80, dieron más problemas de los esperados y con el tiempo fueron desapareciendo.
Como curiosidad, es el único que con el paso del tiempo se ha hecho más pequeño puesto que ha pasado de 3,95 metros a 3,91, mientras que ha mantenido su peso casi inalterado: 1.050 kilos por los 970 del original.
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