Cómo se creó Hispano Suiza y por qué su logo es una cigüeña

Una marca española que consiguió estar entre las mejores y que un siglo después ha resucitado en forma de hiperdeportivo eléctrico.

A principios del siglo XX se iniciaba en el mundo una revolución del automóvil a gran escala. El fenómeno se haría muy pronto global y en España algunos de los emprendedores más visionarios decidieron sumarse a la aventura. 

Fue el caso de Damián Mateu y Francisco Seix, que el 14 de junio de 1904 fundaron en Barcelona la sociedad Hispano Suiza para fabricar automóviles y, con muy buen criterio, para completar el equipo directivo contrataron como al prestigioso ingeniero suizo Marc Birkigt. 

A finales de ese mismo año, la marca ya había desarrollado y construido dos coches, de 10 y 14 CV de potencia. Un inicio que puede parecer modesto, pero que dio pie a uno de los capítulos más brillantes del automovilismo español y a una marca que todavía mantiene su prestigio por la potencia de sus modelos y la elegancia de sus diseños.

HS 10 (1910)

Primer seis cilindros español 

A estas primeras entregas les seguiría el modelo tipo ‘acorazado’, con motor de cuatro cilindros de 20 CV y capaz de alcanzar los 87 km/h de velocidad punta en llano y registrar los 50 km/h subiendo el famoso puerto de La Rabasada, cercano a Barcelona. Toda una hazaña espectacular en aquellos años. 

Pero la confirmación internacional para la marca llegaría en 1907, cuando presentó el que sería primer coche español de seis cilindros y que, gracias a su extraordinaria potencia de 75 CV, asombró a la prensa especializada al conseguir viajar desde la localidad fronteriza de Perpiñán hasta París en tan solo 22 horas. 

Los Hispano Suiza pronto consiguieron una gran fama en competiciones deportivas.

Por sus características deportivas, en los años veinte muchos pilotos empezaron a elegir coches de la marca Hispano Suiza para competir y muy pronto el fabricante ganó gran fama al ganar carreras como la prestigiosa subida al Monte Igueldo de San Sebastián.

Además, el rey Alfonso XIII, gran aficionado al automóvil, no dejó de manifestar su entusiasmo y preferencia por estos veloces y bellos automóviles, de los que poseyó varios, lo que aumentó durante la Belle Époque el prestigio de la marca que, agradecida por tan regio apoyo, le dedicó un exclusivo modelo bautizado con su nombre. 

HS T26 (1914).

Fábrica de Guadalajara

El reconocimiento internacional y los buenos resultados comerciales provocaron entonces una gran expansión para la compañía. En 1911 se diversificó la producción abriendo una nueva fábrica, primero en las cercanías de París y después en la localidad francesa de Bois-Colombes. Dos años después, la marca inició también el desarrollo de motores para avión. Un sector que entonces estaba como el del automóvil en pleno auge, y que el ingeniero Birkigt también dominaba con maestría. 

HS J12-Cabriolet Fernández-Darrin (1933).

Esta importante consolidación empresarial se reforzó definitivamente con la inauguración en 1917 de una planta de producción en Guadalajara, constituyendo entonces una nueva sociedad que se llamó La Hispano Suiza Fábrica de Automóviles y material de guerra.

Las nuevas instalaciones se dedicaron a la fabricación de coches, como un modelo propio llamado Guadalajara, pero también para ensamblar camiones de transporte tanto de uso militar como civil. 

Durante los inicios de los años treinta, la marca culminó el desarrollo de sus modelos más comerciales con el HP tipo 60 de 17 CV, destinado a competir en el mercado con los Ford americanos y sus rivales europeos.

Pero sin olvidarse en ningún momento de la categoría con mayor prestigio, para el que la marca desarrolló en HS j12-Tipo 68, un espectacular y carísimo modelo con motor de 12 cilindros en V.

 

HS Dubonnet Xenia (1938)

Vehículos blindados para el Ejército

La actividad industrial se aceleró sobremanera, y la empresa multiplicó su producción de forma exponencial en forma de coches, camiones, camionetas, material militar, mecánicas de gasolina o diésel y también de prestigiosos motores de aviación.

Pero a pesar de esta frenética actividad productiva, la Hispano Suiza siguió presente con grandes novedades de altura en el salón de París, impresionando con coches extraordinarios como el aerodinámico y futurista Dubonnet Xenia de 1932 o el sofisticado K6 de 1934. 

HS K6 (1937)

Sin embargo, el devenir de la compañía se vería muy pronto perturbado. Tras la muerte del fundador Damián Mateu en 1935, relevado por su hijo Miquel Mateu i Pla, la llegada de la Guerra Civil y la nacionalización por parte del Gobierno obligó a reconvertir la fábrica barcelonesa de La Sagrera para producir vehículos blindados aprovechando los chasis y los motores de seis cilindros disponibles en la cadena de montaje. 

Una vez finalizado el conflicto, Hispano Suiza retomaría su actividad produciendo camiones y motores para el avión de caza CR-32. Aunque al poco tiempo, la Segunda Guerra Mundial volvería a trastocar la vuelta a la normalidad. Desde la Francia ocupada, las autoridades instaron a la entrega del material disponible en la fábrica francesa de Hispano Suiza para aprovisionar al Ejército alemán. 

La competencia insalvable de Seat 

Mientras tanto, en España, la empresa fue nacionalizada como otras del sector por el Instituto Nacional de Industria (INI). Desde entonces, Hispano Suiza estuvo dedicada a suministrar al Gobierno vehículos de transporte como camiones y trolebuses, cañones de artillería producidos en Ripoll y aviones de entrenamiento HS-42 fabricados en Sevilla. 

HS Carmen (2019).

El declive financiero de la compañía, y la expropiación forzosa en la que desembocó finalmente la nacionalización, obligó a la venta de la mayoría del accionariado a la por entonces recién creada Empresa Nacional de Camiones (ENASA). 

Se cerraba así una gloriosa etapa durante la cual, entre 1904 y 1946, la marca Hispano Suiza fabricó un total de 12.000 coches de lujo y nada menos que 50.000 motores de avión.  

A pesar de ello, Miquel Mateu no se resignó a que los Hispano Suiza desaparecieran sin más del automovilismo mundial. Al llegar los años cincuenta, emprendió un ambicioso proyecto para recuperarla.

Para ello, se inauguraron unas nuevas instalaciones en el barcelonés barrio de Sants y se desarrolló el prototipo A11, una berlina diseñada para los nuevos tiempos que, sin embargo, no llegaría a producirse en serie por la llegada arrolladora de un competidor imbatible, el 1400 de la recién creada Seat. 

Tecnología del siglo XXI

El sueño de Miquel Mateu, fallecido en 1972, tendría que esperar todavía casi medio siglo para ver la luz. En 2019, y tras dos prototipo desvelados a modo de anticipo unos años antes, se presentó en el Salón de Ginebra un espectacular Hispano Suiza bautizado como Carmen en honor a Carmen Mateu, nieta del fundador de la compañía.

HS Carmen Boulogne (2020)

El deportivo que ha resucitado a la marca ya es un coche con tecnología del siglo XXI. Su propulsión 100% eléctrica tiene una potencia de 1.019 CV que le otorga unas prestaciones espectaculares. Y ya ha tenido continuidad con una evolución llamada Carmen Boulogne, desvelada en 2020 con una potencia incrementada hasta los 1.114 CV que le permiten acelerar de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos. 

La esmerada fabricación artesanal de los Hispano Suiza hace que no haya dos iguales en el mundo. Cada cliente accede al programa Tailormade para elegir sus preferencias entre las numerosas posibilidades de personalización, que pemiten hasta 1.904 combinaciones para que cada coche sea diferente a los demás. 

Emblema de Hispano Suiza.

Escuadrilla de caza

Grandes personalidades de la aristocracia y de la sociedad civil como Gustavo V de Suecia, Carlos II de Rumania, Luis II de Mónaco, Pablo Picasso, André Citroën, Albert Einstein, Coco Chanel, René Lacoste o Paul McCartney, entre otros, han sido distinguidos clientes de la marca a lo largo de la historia.

Y un ejemplar del Hispano Suiza 30-40 HP de 1910 carrozado por Francisco Capella tiene el honor de ser el primer automóvil declarado Bien de Interés Cultural por el Estado español.

 

Logotipo original de Hispano Suiza

Hispano Suiza siempre ha estado identificada por un escudo con una rueda alada, inspirado directamente en la importante actividad aeronáutica que ha tenido la marca a lo largo de su historia. Pero su elegante e inconfundible emblema, representado por la escultura de una cigüeña plateada en pleno vuelo, también tiene su origen en la aviación militar.  

En su caso, era el distintivo que decoraba el avión del piloto francés Georges Guynemer, famoso jefe de una escuadrilla de caza en la Primera Guerra Mundial que equipaba los prestigiosos motores Hispano-Suiza en sus aparatos de combate. Y en su honor, tras desaparecer en la batalla, la marca adoptó la figura de tan elegante ave para decorar el frontal de sus prestigiosos coches. 

El piloto Georges Guynemer y su avión SPAD con motor Hispano Suiza.

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