La consultora estadounidense INRIX, especializada en análisis del tráfico, elabora cada año su Global Traffic Scorecard. Según los datos de 2024, los conductores de Barcelona y Madrid pierden en atascos 41 y 40 horas al año, respectivamente.
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A priori pueden parecer cifras abultadas, pero comparadas con los números de la congestión más grande del mundo resultan, incluso, ridículas. El mayor atasco del mundo tuvo lugar en la autopista G110 Pekín-Tíbet, una vía de aproximadamente 1.100 kilómetros donde las congestiones son frecuentes.
En 2004, un desvío de tráfico desde otra carretera ya provocó un embotellamiento considerable. Sin embargo, nada comparable con lo ocurrido en 2010. El 13 de agosto de ese año, la congestión en la G110 era la habitual, sin señales de que se avecinaba un colapso que se prolongaría durante días.
Un atasco de 100 kilómetros
El volumen de tráfico superó en un 60% la capacidad máxima de la vía, generando una retención de 100 kilómetros que se extendió por más de diez días. Los vehículos apenas avanzaban un kilómetro diario, y se estima que los conductores permanecieron entre uno y cinco días atrapados en sus coches.
Se habilitaron salidas hacia carreteras secundarias para aliviar la situación, pero la medida resultó insuficiente. El tráfico no comenzó a mejorar hasta el 23 de agosto. ¿Qué factores desencadenaron el que se considera el mayor atasco del mundo?
Las causas
No existe una única causa, sino una combinación de elementos. La autopista G110 cuenta con numerosos peajes que ralentizan el flujo vehicular. A esto se sumó la operación retorno de los residentes de Pekín y las obras de mantenimiento en la vía, que implicaron una mayor presencia de camiones y una circulación más lenta.

Otro factor fue el aumento en la producción de carbón en Mongolia, cuyo transporte hacia Pekín se realizaba principalmente por esta autopista. Además, las infraestructuras del país no estaban preparadas para absorber el creciente parque automotor. Solo en 2009 se matricularon 13,5 millones de vehículos.
La cara B del atasco más grande del mundo
Mientras los conductores intentaban sobrellevar la espera y garantizar su supervivencia en medio del colapso (durante el cual incluso se reportaron robos de combustible), los habitantes de las localidades cercanas encontraron una oportunidad de negocio.
Conscientes de las necesidades de quienes permanecían varados en la G110, instalaron puestos improvisados en los márgenes de la carretera para vender víveres básicos, eso sí, duplicando e incluso triplicando los precios.
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