Las carreteras secundarias se han revelado como las más letales el último año, concentrando el 73% de las víctimas mortales y el 78% de los heridos graves en la red interurbana. Estos tramos viales se convirtieron en el escenario de la mayoría de los accidentes, siendo las salidas de vía las principales causas de fallecimientos (42%). De hecho, a nivel nacional, este tipo de siniestro encabeza la lista de fatalidades, incluso considerando las zonas urbanas, aunque con un porcentaje ligeramente menor, el 36% de las víctimas.
Según diferentes estudios, estas carreteras concentran tanta siniestralidad debido a su menor nivel de mantenimiento, las curvas más pronunciadas y la escasa iluminación, lo que las convierte en un entorno más peligroso, agravado por condiciones meteorológicas adversas como lluvia, nieve o hielo. En invierno, el riesgo aumenta debido a la menor adherencia del pavimento y la posible presencia de obstáculos como ramas caídas o hielo negro.
Este es un hielo transparente que permite que el asfalto se vea a través de él, por lo que lo hace virtualmente invisible y muy difícil de detectar por los conductores. Además, la visibilidad suele reducirse considerablemente, dificultando el tiempo de reacción ante cualquier imprevisto. Por ello, se deben extremar las precauciones en estas vías.
Asimismo, la práctica habitual de invadir el carril contrario para adelantar genera numerosas situaciones de peligro, como salidas de vía o colisiones frontales.
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Cinco consejos
Aunque lo más importante es usar el sentido común al volante, no está demás conocer como se debe actuar en las vías secundarias a la hora de afrontar un trayecto en los meses más fríos del año. Estos son los más importantes.
Reducir la velocidad
En carreteras secundarias, circular a una velocidad moderada es vital. Mantener una distancia suficiente con el vehículo de delante permite reaccionar ante frenadas inesperadas o curvas cerradas.
Evita maniobras bruscas
Los cambios bruscos de velocidad pueden provocar pérdidas de control del vehículo, especialmente en condiciones de baja adherencia. Es fundamental realizar todas las maniobras de forma suave y progresiva, anticipándose a las posibles reacciones del vehículo.
Adaptar la conducción
Es crucial adecuar la conducción al estado de la vía y al clima. Ante lluvia, nieve o hielo, el conductor debe evitar maniobras bruscas, como giros repentinos o frenadas fuertes, para prevenir derrapes.
Señalización y entorno
La señalización vial puede ofrecer información clave sobre curvas peligrosas, pendientes o zonas de mayor riesgo. Además, prestar atención al entorno permite detectar posibles peligros, como animales cruzando o acumulaciones de nieve.
Margen derecho
Para garantizar la seguridad de todos los conductores, es necesario circular pegando el vehículo al borde derecho de la vía, sin rebasar la línea divisoria. Esta práctica mejora la visibilidad y proporciona un mayor espacio de maniobra en caso de imprevistos.
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