La adquisición de un vehículo nunca ha sido algo baladí, pero actualmente supone un movimiento económico mucho mayor que hace no mucho: según informa la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los coches nuevos son en 2023 un 40% más caros que hace cinco años.
Se trata de una subida notable, sobre todo si se tiene en cuenta que durante el mismo lustro la subida del índice de precios de consumo (IPC) ha sido solo del 15,3%.
Durante este periodo, se han congregado múltiples factores que han hecho que prácticamente se puede hablar del fin de los coches baratos.
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Por un lado está la inflación, pero se trata de algo que afecta a la economía en general. Respecto a las circunstancias endémicas del mundo de la automoción, habría que apuntar a una normativa de emisiones cada vez más estricta, que ha obligado a las marcas a gastar más en sistemas anticontaminantes. Esto encarece el precio de sus modelos, además de optar por mecánicas electrificadas que también son más caras.
Por otro, la escasez de microchips derivada de la pandemia afectó de manera muy importante al sector, produciéndose cortes de suministros que, añadidos a una demanda que no se podía cubrir, han hecho que los precios se eleven.
Como consecuencia, las marcas de automóviles, con unos recursos limitados, han dado prioridad a la producción de los modelos que les otorgan un mayor margen de beneficios. Ahora se fabrican más coches caros que baratos.
Los cambios de precio por tipos de motor
La OCU compara los modelos más baratos de 2018 y los de 2023, tomando como referencia que tipo de motor empleaban. Su clasificación deja muy clara cuál está siendo la evolución del sector.
El único tipo de mecánica que se ha abaratado es la eléctrica. En 2018, el modelo más asequible era el Peugeot Ion, con un precio de 21.850 euros. Ahora, el Dacia Spring está disponible desde 20.555 euros (un 6% menos).
También se mantiene estable la motorización híbrida enchufable, que en estos cinco años ha registrado un aumento de solo un 3,2%. Es la diferencia entre lo que costaba un Hyundai Ioniq en 2018 y lo que se paga ahora por un Renault Captur.
En el resto, el aumento es notable. Entre los híbridos, la diferencia es del 36%: es lo que ha aumentado de precio el Toyota Yaris, modelo más barato en ambos periodos. Y la diferencia sube hasta el 87% en los coches diésel. Desde los 9.095 euros que costaba un Dacia Sandero hace cinco años hasta los 17.045 euros que hay que pagar por un Citroën C3 hoy en día.
El encarecimiento de los superventas
También resulta interesante ver la evolución de los precios que se ha producido entre los modelos más vendidos en España.
El Hyundai Tucson, que lideró el mercado en 2022, ha pasado de costar 21.500 euros a suponer un desembolso de como mínimo 30.325 euros. El Dacia Sandero podía comprarse por 8.035 euros y hoy en día cuesta al menos 13.040 euros.
El Toyota Corolla, por su parte, ha aumentado de 19.150 a 24.350 euros su coste. Y en las marcas de primer nivel ocurre lo mismo: un Mercedes Clase A cuesta 38.125 euros, cuando antes costaba 29.225 euros, mientras que un Audi Q3 ha pasado de 30.280 a 42.240 euros.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.