Que los niños lleven el cinturón de seguridad abrochado es una de las circunstancias que la Dirección General de Tráfico vigilará con más ahínco hasta el viernes 17 de diciembre, en una campaña de control de la seguridad en los vehículos de transporte escolar. Todos los autobuses matriculados desde del 20 de octubre de 2007 deben llevar cinturón, y su uso es obligatorio para el conductor y para los ocupantes mayores de 3 años.
No solo se prestará atención al sistema de retención. La agrupación de tráfico de la Guardia Civil y las policías locales que se sumen a la campaña intensificarán las inspecciones sobre los vehículos –para comprobar que cumplen con los requisitos técnicos y de seguridad– y sobre los conductores.
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La DGT señala que la velocidad inadecuada y las distracciones son las principales causas de los siniestros en los que están implicados este tipo de vehículos, por lo que se vigilarán los excesos de velocidad y el uso del móvil o de otros dispositivos que puedan distraer al conductor. “Aunque las tasas de accidentalidad son mínimas –sostiene Tráfico en un comunicado– es necesario continuar garantizando esa seguridad”. La campaña incluye también controles de alcohol y otras drogas.
Cada día más de 600.000 escolares utilizan este tipo de transporte para desplazarse a sus centros educativos, según cifras que recoge la DGT, que detecta a su vez en los datos la clave de la seguridad de estos desplazamientos. El 90% de los accidentes se producen “bien en el momento de subir o bajar del vehículo, bien en los instantes inmediatos”. En muchos casos “se trata de atropellos causados por una distracción, ya sea del menor, del conductor del transporte escolar o de los padres”.
Para evitar estos siniestros, Tráfico recomienda “respetar las paradas, ir con tiempo suficiente y no esperar a los niños al otro lado de la calzada”.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).