Hulk Hogan no solo era un ícono de la lucha libre. El gigante rubio y bigotudo también era un apasionado de los muscle cars.
El pasado 24 de julio de 2025, a los 71 años, falleció en Clearwater, Florida, tras un paro cardíaco. Pero en su garaje, toda una sección de la cultura automovilística estadounidense sigue viva.
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Con los años, Terry Gene Bollea, su verdadero nombre, amasó una impresionante colección de coches Mopar, que en aquel entonces eran todos los vehículos de Chrysler Corporation.
Auténticos objetos de culto para los aficionados de Dodge y Plymouth, sus modelos demostraban el gusto por los coches de alta potencia, con un aspecto vintage o brutalmente moderno.

Joyas de Dodge y Plymouth
Hogan tenía una fuerte debilidad por los clásicos de los años 60 y 70. Entre las piezas más notables de su garaje figuran:
- Un Dodge Charger R/T de 1968, de color negro y con un motor V8, un clásico imprescindible en Estados Unidos.
- Un Plymouth Road Runner de 1969, con una rara pintura violeta, sacado directamente de las mejores películas estadounidenses.
- Un Plymouth Barracuda de 1971 y su primo aún más musculoso, el Plymouth Hemi ‘Cuda de 1971, capaz de mostrar con orgullo 425 CV bajo el capó.
Pero Hogan no se conformaba con los coches clásicos. También le gustaba la modernidad del Dodge Charger SRT Hellcat Red Eye 2021 y el Dodge Challenger SRT Demon 2018, dos modelos que superaban fácilmente los 800 CV de potencia.

Entre los más emblemáticos, su Dodge Viper RT/10 de 1994, apodado ‘Hulkster’, encarnaba a la perfección su personalidad: agresiva, llamativa y única. Este Viper rojo, recientemente vendido, llevaba su firma y lucía con orgullo sus iniciales en los reposacabezas. En una reciente entrevista y sobre este coche, declaraba: “soy yo sobre cuatro ruedas”.

Una pasión intacta hasta el final
Hogan había regresado recientemente al universo Mopar con la misma intensidad que en sus años de gloria. Su renovado interés por estos modelos, especialmente frente a su antiguo rival Goldberg, también conocido por su colección, indicaba un apasionado regreso al mundo del automovilismo.

Y aunque ya no estará presente para hacer rugir sus V8, Hulk Hogan deja una huella imborrable en el mundo de los muscle cars estadounidenses. Un legado extravagante a la par que auténtico, como él.
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