El legado del Ford Mustang es enorme: a la venta desde 1964, ha sido una referencia entre los muscle car americanos y durante años ha sido el deportivo más vendido del mundo. Ahora llega su séptima generación, con casi total seguridad la última que no incorporará la electrificación en su fórmula.
Ford ha presentado un modelo que evoluciona el concepto de su predecesor, pero que no rompe con él. La marca del óvalo ha desvelado sus variantes cupé y descapotable, así como la tope de gama, denominada Dark Horse. La marca ha ofrecido los primeros detalles de sus mecánicas, pero en este campo falta mucho por dar a conocer.
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Sí se sabe que se pondrá a la venta en verano de 2023 en Estados Unidos, a lo que debería seguir su comercialización en Europa.
El mito evoluciona
En un primer vistazo el diseño del Mustang es francamente familiar, pues guarda grandes similitudes con la sexta generación. Sin embargo, fijándose con algo más de detenimiento, son multitud de detalles los que le distinguen de su predecesor y que permiten evolucionar el concepto.
Sus rasgos son más rígidos, perdiendo parte de la suavidad de las formas de su carrocería para presentar líneas más marcadas. El frontal es mucho más recto, la parrilla gana tamaño y también hacen lo propio las múltiples entradas de aire del paragolpes. Los faros delanteros adoptan una posición horizontal y un formato de tres cuerpos.
El capó cuenta con dos salidas de aire, las llantas de serie son de 17 pulgadas, de 19 en el GT y opcionalmente pueden llegar a 20; las pinzas de freno Brembo pueden personalizarse en tres colores y hay 11 tonos disponibles para la carrocería.
La caída el techo de estilo cupé confluye con la línea de cintura y crea una zaga muy estilizada. En ella repiten unos pilotos formados por tres tiras verticales y un deportivo difusor que, según la versión, aloja dos salidas de escape sencillas o dobles.
Un interior mucho más tecnológico
Si el exterior es continuista, en el interior ocurre todo lo contrario. La mayor novedad está en el despliegue tecnológico del puesto de conducción, que puede combinar un cuadro de instrumentos digital de 12,4 pulgadas con una pantalla central de 13,2. El sistema multimedia es el Ford SYNC 4 e integra Alexa.
Esto ha hecho que la mayoría de los controles físicos desaparezcan, dando el protagonismo a las superficies táctiles. Por lo demás, se ha mejorado la calidad de los plásticos interiores, mientras que tanto volante como asientos están tapizados en cuero.
Una gama mecánica conocida
A pesar de que quizá sea el aspecto que más interesa de un modelo de estas características, la marca ha ofrecido pocos detalles sobre los motores.
El nuevo Ford Mustang mantiene los de su predecesor, un bloque de acceso 2.3 EcoBoost y un 5.0 V8. De ellos, la firma solo ha asegurado que serán más potentes que los actuales, lo que supone superar los 314 y los 460 CV en cada caso. Ambos se combinan con una caja de cambios manual Tremec de seis velocidades o con una automática de 10 velocidades.
Ford Mustang Dark Horse,
Ford también ha presentado la que, a priori, será la versión tope de gama del modelo (sin entrar en futuras variantes Shelby): el Ford Mustang Dark Horse. Reemplazo natural del Mach 1 de la generación previa, estará enfocado al circuito, servirá de base para los modelos de competición y tendrá más potencia que el GT.
La firma no ha confirmado la cifra, pero sí ha adelantado que monta un motor 5.0 V8 Coyote que rondará los 500 CV de potencia. Tendrá las dos opciones de transmisión ya mencionadas.
Entre sus mejoras se encuentran sistemas de refrigeración adicionales, la suspensión MagneRide de serie, llantas de 19 pulgadas envueltas en neumáticos Pirelli P Zero y frenos Brembo con pinzas de seis pistones, entre otros. Además, opcionalmente puede montar el Handling Package y llantas de fibra de carbono.
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