El cálculo es muy aproximado y basado en un documento de 2012, pero el pago por uso en las autovías podría costar a cada conductor un promedio de hasta 1.800 euros anuales. Así lo considera el portavoz de Automovilistas Europeos Asociados, Mario Arnaldo, cuya organización se opone frontalmente a la idea del Gobierno desde hace una década.
La propuesta de establecer una tasa de uso en las autovías vuelve ahora a la actualidad, pero lleva sobrevolando el asfalto más de diez años como una amenaza para los conductores.
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El cálculo de AEA proviene, de hecho, de un documento de 2012 firmado por la Asociación Española de la Carretera, de nombre tan largo como la idea que sostiene: Hoja de ruta para la implantación de un sistema de pago por uso en la red de carreteras española.
Este texto motivó la salida de AEA de esta asociación (“Aunque mantenemos un trato cordial y coincidimos en muchas de sus opiniones”, matiza Arnaldo), y en él se proponía una tarifa de entre 2 y 12 céntimos de euro por kilómetro “en el caso de los vehículos ligeros, dependiendo de su eficiencia ambiental”. Con esas cifras como base, y calculando un uso medio de 15.000 kilómetros anuales, AEA recuerda que el pago por uso en las autovías supondría un gasto medio por conductor de 1.800 euros anuales.
“Hacemos ese cálculo a partir del único documento escrito que conocemos, porque el Gobierno no se ha pronunciado oficialmente al respecto”, sostiene Arnaldo. Con unas tarifas simbólicas por el uso de las autovías de uno o dos céntimos por kilómetro, el desembolso se reduciría a 150 y 300 euros al año, respectivamente, si se consideran los 15.000 kilómetros como distancia de referencia. La patronal de las grandes constructoras Seopan apuesta por hasta nueve céntimos de tarifa plana, esto es, 1.350 euros como promedio.
Autovías de pago o PIB
Automovilistas Europeos Asociados defiende, en cambio, el establecimiento por ley de “una inversión anual [en el mantenimiento de la red viaria] de al menos el 2% del PIB, que supondría un coste de unos 1.800 millones de euros”. El problema de la fiscalidad del automóvil, argumenta Arnaldo, “es que no es finalista”.
En su hoja de ruta de 2012, la Asociación Española de la Carretera (AEC) justificaba el sistema de pago por la necesidad de inversión en el cuidado de la red viaria, cuyo déficit de mantenimiento cifró el año pasado en unos 7.500 millones de euros. Diversas asociaciones y clubes de automovilistas que se oponen al pago por uso alegan que ya se recauda lo suficiente como para conservar las vías y, por añadidura, alertan de una consecuencia muy posible: el efecto rodeo que llevaría a los conductores a usar la red secundaria.
“El Estado recauda fiscalmente del sector de automoción una cifra superior a 30.000 millones de euros [año 2020], así que habría de sobra para financiar los 1.400 millones de euros que requiere el correcto mantenimiento de las carreteras”, sostiene el Movimiento 140. El Real Automóvil Club de España, por su parte, cita una encuesta propia en la que el 75% de los conductores rechaza el pago por uso y ocho de cada diez afirman que buscarían vías alternativas.
En su propuesta de 2012, la AEC ya reflexionaba sobre los riesgos del efecto rodeo: “Es fundamental analizar con detalle los itinerarios a tarificar y valorar las necesidades adicionales de inversión en conservación […] que puedan necesitar los itinerarios alternativos”.
De hecho, el director general de la AEC, Jacobo Díaz, propone extender el sistema a la red secundaria, pero con matices como un bono de movilidad gratuito (de 10.000 kilómetros anuales) o unas tarifas establecidas en función de las emisiones.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).