El tramo de la AP-7 entre los kilómetros 328 y 345, a su paso por Tarragona, es el más peligroso de España por la noche. Allí han fallecido 18 personas en los últimos 10 años en seis siniestros mortales de tráfico y esos metros de vía ejemplifican un problema creciente. Conducir sin luz y con cansancio, entre deslumbramientos y ocasionales microsueños, causó 276.000 accidentes con víctimas y más de 6.500 fallecidos entre 2013 y 2023.
Un hombre de 38 años que circula por vías urbanas en turismo dibuja el perfil tipo de automovilista siniestrado; sobre todo al principio y al final de la noche, en fin de semana y, más que en ninguna época del año, en noviembre y diciembre. A más horas de oscuridad, más riesgo. Los accidentes más letales tienen lugar de madrugada, de 3.00 a 5.00.
Más información
Lo refleja así un informe de la Fundación Línea Directa que recoge algunos otros datos significativos: en la última década ha aumentado un 14% el número de accidentes nocturnos, con menos heridos graves, pero con un incremento del 24,5% en el número de fallecidos.
Carreteras iluminadas
“Ayudaría iluminar mejor las carreteras, pero el conductor debe ser consciente de lo que tiene alrededor y llevar luces adecuadas en el coche. Y el peatón debe saber por dónde camina y el riesgo al que se expone. España tiene 150.000 kilómetros de carreteras convencionales, es imposible tenerlos todos iluminados por logística y por cuestiones medioambientales”, analiza la directora general de la Fundación Línea Directa, Mar Garre, que achaca las peores cifras de los dos últimos meses del año al número de horas nocturnas y, en el caso de diciembre, al aumento de desplazamientos. “Tampoco podemos perder la presencia del alcohol debido a las festividades”, añade.
Unas imágenes recogidas por las cámaras de la Dirección General de Tráfico (DGT) aportan una de las miles pruebas gráficas del problema y lo resumen bien: un coche avanza de noche por una vía de circunvalación y en plena curva sigue de frente, choca contra el guardarraíl y da una vuelta sobre sí mismo. Hay muchos más accidentes nocturnos en vías urbanas, pero son mucho más graves en las carreteras y autovías.
Según el estudio, conducir de noche genera una mayor letalidad porque la tasa de mortalidad de esos siniestros es de un 1,7%, frente a un 1,1% de los diurnos. Además, eleva la proporción de heridos graves (7,4% frente a 6,7%, respectivamente).
Deslumbramientos y somnolencia
Durante la conducción nocturna el campo de visión se reduce un 20%, lo que afecta a la percepción de la velocidad, la identificación de las señales y la visión periférica y de profundidad.
Además, los deslumbramientos, que pueden causar una pérdida de control del vehículo durante decenas de metros; la somnolencia y la hipnosis de la carretera (que produce una mecanización de la conducción que ralentiza la actividad cerebral) convierten la conducción nocturna en un desafío para muchos automovilistas.
El informe de la Fundación Línea Directa identifica los tramos con mayor siniestralidad nocturna al volante aislando puntos kilométricos en arcos de 20 kilómetros bajo tres criterios: número de personas fallecidas, heridas graves y siniestros con víctimas.
Así, los tramos más peligrosos de España para conducir de noche lo encabezan la AP-7 en Tarragona (kilómetros 328 a 345), la N-340 en Castellón (kilómetros 1.028 a 1.043) y la A-7 en Málaga (167 a 177).
Miedos al conducir de noche
Los mayores temores de los españoles cuando conducen de noche son la falta de visibilidad, los deslumbramientos y la somnolencia, según los datos de una encuesta incluidos en el informe. Alrededor de 1,5 millones de conductores (un 5%) afirman haber sufrido un siniestro por la noche y casi un 20% admiten haber estado a punto de tenerlo.
Para mejorar la seguridad vial, los conductores encuestados proponen como medidas mejorar la iluminación de las vías convencionales (68%) y prohibir a ciclistas (37%) y peatones (24%) circular por vías interurbanas de noche.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).