A ningún niño le importaría que su padre le llevase al colegio en un coche así, ni a ningún padre tener que hacerlo. Ya no solo por atraer las miradas del resto de los papás, si no por la cara que pondrían al oír el sonido del motor del Jaguar XFR-S Sportbrake al arrancar.
Y es que su bloque V8 5.0 turbo sobrealimentado da para mucho, para desarrollar 550 CV potencia, para entregar 680 Nm y para dejar pálido a más de un deportivo. El familiar combina su motor con una transmisión automática de ocho relaciones y manda toda la fuerza al eje trasero. Como resultado, alcanza los 100 km/h desde parado en 4,8 segundos y llega hasta los 300 km/h de velocidad punta, que está limitada electrónicamente.
A esto hay que sumarle diversas ayudas electrónicas, como el ESP, la amortiguación adaptativa, el autoblocante trasero o el sistema de frenos, que cuenta con discos ventilados de 380 mm de diámetro delante y de 378 mm detrás, escondidos tras unas llantas de 20 pulgadas.
En cuanto a sus prestaciones poco o nada tiene que envidiar a la berlina, contando con las ventajas de su carrocería wagon, cuya caída del techo más prolongada aumenta en 48 mm la altura libre en las plazas traseras y ayuda a aumentar el volumen del maletero, que con los asientos abatidos crece hasta los 1.675 litros.
Se pondrá a la venta en abril en algunos mercados europeos, pero parece que España no estará entre los elegidos.
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