La llegada de marcas chinas a los mercados europeos abre la puerta a una diversificación todavía mayor del mercado. Muchos de estos fabricantes están especializados en los coches eléctricos y ya han confirmado la llegada de algunos de sus modelos, pero siguen manteniendo en reserva algunos vehículos que, de llegar a Europa, triunfarían. El BYD Seagull es un perfecto ejemplo de ello.
Conocido desde hace meses, por fin se ha presentado en el Salón del Automóvil de Shanghái, revelando todos los detalles que lo sitúan como un perfecto urbanita. En el periodo de transición actual, podría ser una solución a medida para el Viejo Continente.
Se sitúa en la gama del fabricante por debajo del Dolphin, que no es ninguno de los tres modelos que la firma sí ha confirmado para Europa. Se trata de un utilitario de 3,78 metros de largo, 1,71 metros de ancho y 1,54 metros de alto; con un diseño desenfadado y jovial, que tiene ciertos aires deportivos, un frontal bajo y una zaga rematada por un alerón.
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Disponible únicamente en carrocería de cinco puertas, éstas son de un tamaño notable para facilitar el acceso a un interior del que no hay muchas imágenes, pero en el que al menos deberán entrar cuatro adultos sin muchas apreturas.
El salpicadero muestra un diseño en la línea de los lanzamientos actuales, con una configuración bastante minimalista. La marca elimina casi en su totalidad los controles analógicos y apuesta por una dupla de cuadro de instrumentos digital de 5 pulgadas y una pantalla central más grande, de 12,8 pulgadas.
Con su enfoque, no precisa de motores excesivamente potentes, anunciando una gama formada por un bloque de 74 CV y por otro de 100 CV, siempre con tracción delantera. Además, podrá optarse por una batería de 30 kWh o por una de 38 kWh, consiguiendo unas autonomías de 306 y 405 kilómetros, respectivamente. Ambas pueden recargarse al 80% en estaciones de carga rápida en solo 30 minutos.
Son prestaciones perfectamente válidas para los mercados europeos, pero el Seagull cuenta con la peculiaridad de tener un precio realmente bajo, tanto que de llegar a Europa sería el coche eléctrico más barato: al cambio, costaría poco más de 10.000 euros.
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