Por qué los árboles podrían solucionar el problema de las baterías 

La Agencia internacional de la Energía (AIE) predice que, para cumplir con los planes de electrificación establecidos, en 2050 serán necesarios en el mundo 2.000 millones de coches a batería, incluidos los eléctricos puros, híbridos enchufables y de pila de hidrógeno.  

Ante estas previsiones, urge como máxima prioridad poner en marcha a nivel global numerosas gigafactorías que puedan suministrar a tiempo tal cantidad de este componente, primordial para completar la transición energética. 

Pero la situación estratégica actual en la nueva industria de las baterías supedita a Europa a otros fabricantes foráneos. Principalmente, se trata de empresas asiáticas y estadounidenses, que a día de hoy son las que ostentan el control sobre las materias primas y las tecnologías propias del sector.

Por ejemplo, el grafito de malla fina, material esencial de las actuales baterías, está monopolizado por las empresas chinas, que controlan más del 90% de su producción. Una situación que obligará a Europa a reaccionar rápidamente si no quiere perder definitivamente el tren del coche eléctrico. 

Alerta sobre las materias primas

Aquí es donde pueden ser decisivos avances como el conseguido por la empresa sueca Stora Enso, especializada en el desarrollo y producción de materiales renovables. El descubrimiento, como aclaran desde la compañía, podría resolver el problema y además contribuiría a reducir de forma importante el impacto de estas tecnologías en el medio ambiente. 

Consecuencias de unas actividades mineras que también afectan directamente a la industria automovilística. Y se explica porque la información se acompaña de una conclusión del Servicio Geológico de Finlandia, en el que expone que no habrá materias primas suficientes en el mundo para completar una futura flota de vehículos eléctricos que sustituyan a los de explosión. 

La solución propuesta por Stora Enso se llama Lignode, y es un compuesto derivado de la lignina vegetal, un polímero natural muy abundante en el tronco y en las ramas de los árboles. A partir de esta materia, que es desechada en otros procesos industriales como la fabricación de papel, se desarrolla un tipo de carbono sólido que en las baterías puede sustituir como ánodo al grafeno que se utiliza habitualmente. 

Planta piloto

Además, el Lignode presenta otras ventajas, al poseer una estructura molecular amorfa que permite cargar o descargar energía más rápidamente y también demuestra una mayor estabilidad durante esos ciclos que el grafito estratificado que llevan en su interior las actuales baterías.  

El nuevo material de origen biológico ofrece una alternativa real frente al grafito, ya sea de origen mineral o sintético. Extraída de la pasta de papel, la lignina es renovable y es producida en una cantidad de millones de toneladas por toda Europa.  

Su origen derivado de una materia prima más accesible y sus notables propiedades podrían también abaratar el coste de las baterías, porque los tiempos de carga se reducen y así no se hace necesario fabricar baterías tan grandes. 

Y Stora Enso resalta otra ventaja del Lignode: al ser extraído de una materia residual como es la lignita, ayudaría a reciclar estos desechos y rentabilizar mejor la explotación forestal de los bosques. 

Stora Enso todavía no ha comunicado una fecha concreta para la comercialización de este nuevo tipo de batería. Pero el proyecto avanza y ha entrado en una segunda fase con la construcción de una planta piloto antes de iniciar la producción en serie.