Debido a la cantidad de tiempo que todavía se pierde para recargar los vehículos eléctricos, muchos conductores rechazan dar el salto a este tipo de movilidad sin emisiones. Si a esto se le suma la autonomía media que ofrecen los vehículos provistos de baterías, se entiende la lenta adhesión del público a la electromovilidad.
Para paliar esta brecha entre lo que la industria ofrece y lo que los consumidores necesitan, una de las alternativas es el intercambio de baterías. Así se podrían compensar los tiempos de recarga y la autonomía.
Más información
Si en cualquier gasolinera se pudieran intercambiar las baterías en un breve espacio de tiempo, se matarían estos dos pájaros de un tiro: sería fácil encontrar una de estas electrolineras en la ruta.
China a la cabeza
En China, los sistemas de intercambios de baterías se están implantando con enorme éxito. Muchas marcas de fabricantes están decantándose por un modelo estándar de pila que permite la sustitución en una estación de intercambio.
Por ejemplo, Aiways se ha asociado con el fabricante de baterías CATL, también chino, para desarrollar el primer coche eléctrico que emplee el sistema de intercambio de baterías EVOGO.
A diferencia de otros sistemas, EVOGO permite sustituir no la batería completa, sino los módulos vacíos. Así, cuando llega a la estación de recarga, el conductor selecciona en la estación de recambio la cantidad de módulos que quiere sustituir, en función de las necesidades de su batería y de los kilómetros del viaje.
La marca NIO ha desarrollado, por su parte, la Power Swap Station 2.0, una estación de recarga que cambia las baterías en unos minutos. Puede llevar a cabo hasta 312 operaciones al día.
Hay otras propuestas, como la de la marca taiwanesa de motos Kymco. Con su proyecto IONEX 3.0+, cambia las baterías de sus clientes en cualquier lugar y a cualquier hora. En su país, funciona ya en seis ciudades.
España, pionera en el intercambio de baterías
Con los nuevos sistemas de intercambio de baterías se ahorra mucho tiempo respecto a una recarga normal, pero la idea no es nueva. En la España de los años cuarenta del pasado siglo se aplicaba esta idea en muy poco tiempo.
El archivo de la Filmoteca Española así lo demuestra. En 1943, en Barcelona existía una flota de taxis eléctricos preparados por la empresa David, que transformaba modelos de Opel y Citroën en coches eléctricos gracias a los motores suministrados por otra compañía catalana, Camilo Tinto.
En los talleres David, aprovechaban los chasis de los coches y elaboraban una nueva carrocería más amplia. De este modo, colocaban las baterías y los sistemas eléctricos en el vano motor y llevaban el nuevo propulsor eléctrico a la zona trasera. Al menos diez taxis eléctricos recorrían la Ciudad Condal transportando pasajeros en aquellos años.
En e, vídeo, se puede comprobar que tres operarios –con la ayuda de una pequeña grúa– cambiaban en muy pocos minutos las baterías de los taxis.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram