En París, los SUV deben pagar 18 euros por hora por aparcar en la calle porque ocupan demasiado espacio, son demasiado contaminantes y causan más accidentes de tráfico que los coches más pequeños. En otra parte del mundo, algo parecido va a suceder con los vehículos eléctricos que dan la bienvenida a un nuevo impuesto.
Aunque las ventas de estos modelos baten récords cada año en Canadá, los habitantes de este país que hayan apostado por ellos van a tener que afrontar un nuevo coste en forma de impuesto.
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El gobierno de Alberta, una provincia situada en el oeste de Canadá, acaba de aprobar la llegada de una tasa anual exclusiva para coches eléctricos. A pesar de que en esta región no existen incentivos para la compra de estos vehículos, en marzo de 2023 se habían matriculado 9.350 unidades: 5.680 más de las que se registraron en 2022.
A partir de enero de 2025, los propietarios de coches eléctricos deberán desembolsar 200 dólares canadienses (136 euros, según el cambio actual) para hacer frente al nuevo impuesto. Las autoridades esperan recaudar un millón de dólares (680.000 euros) en 2024-25.
La recaudación prevista
Según sus cálculos, a medida que más habitantes de Alberta compren este tipo de vehículos, esta cifra puede ser de cinco millones (3,4 millones de euros) en 2025-26 y de ocho millones (5,45 millones de euros) en 2026-27.
Nate Horner, ministro de Finanzas, explicó que la tasa se pagará cuando los propietarios registren sus coches eléctricos y se sumará a la tarifa de registro existente. Con esta decisión buscan compensar el desgaste de las carreteras debido al peso de estos vehículos; también pretenden equipararlo al impuesto al combustible que no tienen que abonar. Los híbridos, por cierto, estarán exentos.
Las reacciones
Las reacciones no se han hecho esperar. William York, presidente de la Asociación de Vehículos Eléctricos de Alberta, se mostró confundido por las razones que ha dado el gobierno para implantar la nueva tasa.
Comparó los modelos de acceso del Tesla Model 3 y del BMW Serie 4 para descubrir que ambos tienen un peso parecido: 1.840 frente a 1.620 kilos. Añadió, además, que en el mercado hay otros vehículos eléctricos que pesan lo mismo o menos que sus homólogos con motor de combustión interna.
Por eso creen que un impuesto de 200 dólares (136 euros) “no tiene sentido: se puede tener un coche eléctrico pequeño que sea ligero para hacer pocos kilómetros o uno más grande y más pesado con el que se recorran 50.000 kilómetros al año. Y ambos están obligados a pagar lo mismo: es injusto”.
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